Pocos yacimientos en el mundo concentran en sí los restos de tantas culturas y religiones como el que nos ocupa en esta ocasión. Definido por el arqueólogo Robert Wood como una de las obras más audaces de la arquitectura antigua, se ha ganado desde 1984 el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata del Yacimiento Arqueológico de Baalbek que, según dataciones efectuadas en el lugar, se remonta a la Edad de Bronce, alrededor del 2900 a.C. con los primeros asentamientos cananitas. ¿Entramos en la Ciudad del Sol?

La Ciudad del Sol, Baalbek

Desde el inicio de los tiempos todas las civilizaciones, pueblos y hombres de la tierra han experimentado una fascinación especial por el Sol. Esto les ha llevado a adorarlo y venerarlo hasta convertirlo en un verdadero Dios asociado a todo lo bueno y lo positivo, así como a la fertilidad. Por ello, se han realizado templos y monumentos como los que encontramos en el Valle de Bekaa situado a 85 km de Beirut.

Ciudad del Sol

Una vez dentro del recinto comprobarás que a pesar de la antigüedad y los numerosos acontecimientos, tanto bélicos como naturales, que han sacudido esta zona está en muy buen estado de conservación. Con esto, se pueden apreciar, claramente, las formas de los distintos templos de los que cabe destacar su impresionante tamaño.

Jupiter Temple

El primer templo que visitaremos, dada su relevancia, es el colosal Templo de Júpiter que fue construido durante la primera mitad del siglo I a.C. sobre los cimientos de un templo semítico dedicado al dios Bá’al, señor del sol. Su culto comprendía ritos sexuales, sacrificios animales e incluso humanos. Se le asociaba la figura de toro, es por ello por lo que en la época romana al dios Júpiter Helipolitano, al que se adoraba en este templo, se le represento acompañado de dos toros en recuerdo del Dios Bá’al. Más tarde, con la llegada del Cristanismo, este mismo dios asumió un papel totalmente distinto el de Bá’al-Zvuv, Belcebú, una de las identidades que se le atribuye al diablo.

Templo de Baco

Otro de los santuarios que se alzan en Baalbek es el Templo de Baco que, al igual que el de Júpiter, es de unas dimensiones desmesuradas, prácticamente gigantesco. Llega a alcanzar entorno a los 24 metros de altura entre podio, columnas, capiteles y friso, y otros 69 por 36 metros de superficie. En su interior, los ritos se celebraban entre ríos de vino, opio y otras drogas que, supuestamente, te acercaban a Dios.

Tempo de Venus

Nuestra última visita es para entrar en el Templo de Venus cuyo sanctasanctórum estaba consagrado a las musas. Este es un espacio con forma estelar enmarcado y delimitado por hornacinas que constituía la parte más sagrada del santuario donde, al parecer, los ritos que se practicaban eran básicamente sexuales, pudiendo llevarse a cabo orgías e incluso la prostitución. Con el paso del tiempo, todos estos templos han sufrido trasformaciones. Algunos se convirtieron en iglesias, otros en mezquitas, pero todos ellos han dejado su huella por lo que visitarlos merece la pena.

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Imágenes: Paul Saad, Markus Hill, Lope Grajales, Sean Long,