Queridos lectores viajeros: ¡estamos de enhorabuena! Un joven científico peruano ha encontrado para nosotros, todos los amantes de los viajes, un nuevo destino vacacional. ¿No es maravilloso que ampliemos nuestros horizontes y conozcamos siempre cosas nuevas? ¡Claro que sí! Aquí tienes su hallazgo que ha llamado Río Hirviente. Acompáñanos en este viaje para saber dónde se encuentra, de qué se trata y la historia que guarda. Nos vamos para Perú…
El Río Hirviente del Dorado
Para poder contemplar de cerca este nuevo destino debemos poner rumbo a Perú. Pero, no te esperes una ciudad con sus monumentos y museos ni tampoco yacimientos arqueológicos, porque esto va más por otros derroteros más exóticos. Entraremos en la Selva Amazónica.
No me digas que no es bellísimo. Para irse ya mismo, ¿verdad? Este edén peruano se sitúa en un área protegida de la selva amazónica denominada Mayantuyacu, espíritu del monte y espíritu del agua. Pertenece al distrito de Huánuco y abarca 180 hectáreas pertenecientes a la Selva Primaria de Pucallpa declaradas reserva natural de la biosfera, un patrimonio natural tutelado y habitado por la comunidad Asháninca.
Los Asháninca viven en tambos (asentamientos) dispuestos en malocas, una especie de chozas de madera y paja construidas sobre palafitos. Una forma de retomar la forma tradicional de habitar en la selva en simbiosis con el entorno, con una estrecha relación de respeto y equilibrio tanto de los elementos como de los recursos naturales. Una forma de garantizar la regeneración continua del sitio. Este pueblo tiene una concepción del mundo basada en la cosmovisión, según la cual el sol alimenta y el agua y el aire fluyen en un ciclo creando la vida en la tierra. Verdadera poesía para los ecologistas, aunque reflexionando un poco debería ser una ley para todos los pueblos, independientemente de sus creencias.
En este insuperable marco nace el Shanay Timpishka, «hervido con el calor del sol». Este es el nombre indígena que dan al Río Hirviente, todo un tesoro natural que, al parecer, tiene su origen en los glaciares andinos que, durante el deshielo, penetran hasta las capas más internas de la tierra donde se calienta hasta la ebullición para fluir en este manantial. El humo que ves en la foto ¡no es niebla, es vapor de agua! Y cuidado con meterte porque alcanza los 85ºC.
Los Asháninca, como sus ancestros, consideran a este río sagrado. En torno a él se hacen toda clase de ritos, pues con sus aguas preparan infusiones curativas, las utilizan para cocinar y sus vapores, junto con la morfología del lugar, la densidad del bioma y las plantas multiseculares, conforman un laboratorio natural que solo el poderoso Chamán tiene el conocimiento necesario para aprovecharlo. Pero, ahora gracias a la Asociación Mayantuyacu puedes pedir permiso para visitarles y entrar en contacto con esta sabiduría natural. Algo que no tiene precio.
El Shanay Timpishka o Río Hirviente era ya toda una leyenda en la antigüedad, pues tras la muerte de Atahualpa, los incas, para defenderse de los incesantes conquistadores, hicieron correr el rumor de una rica ciudad en el corazón del Amazonas, Paititi, el Dorado. Los pocos que consiguieron sobrevivir a la selva contaban historias de poderosos chamanes, guerreros con flechas envenenadas y un río de aguas hirvientes…
Si quieres seguir profundizando en el tema tienes dos opciones: ir hasta Pucallpa o comprar el libro del descubridor de este mágico lugar (Boiling River de Andrés Ruzo).
Imágenes: Embassy of Peru in the USA, bourricou, dulcenikki, Lorna Li