El enoturismo es una forma de viajar que especialmente en los últimos no deja de ganar adeptos. Y como no podía ser de otra forma, nos ha conquistado a nosotros también. Finca Ca n’Estella nos recibió con los brazos abiertos para ofrecernos una de las mejores sorpresas gastronómicas que hemos vivido recientemente (y que puedes seguir día a día en Foodies Confesos). Por ello, hoy nos decidimos a compartir nuestra experiencia contigo. ¿Nos acompañas?

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Bodegas Ca N’Estella | Un paso más allá del enoturismo

Situada a un paso de Barcelona, Bodegas Ca N’Estella es una bodega de propiedad familiar gestionada por los Rabetllat i Vidal. Para conocer un poco más su historia, debemos remontarnos a 1964, año en que Delfí Rabetllat (quien siempre fue un gran amante de la cultura del vino) decidió adquirir la propiedad: una destacada masía fechada de 1847 y con vestigios modernistas, cuyos vinos recibieron numerosas menciones.

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En 1992 sería Mercè Rabetllat quien, junto a su marido Jaume Vidal, decidiría reanudar la dedicación vitivinícola tradicional de la finca. Desde entonces, la familia se ha dedicado en cuerpo y alma a la obtención de las mejores uvas, pudiendo presumir de que la excelencia de sus vinos haya sido reconocida con distintos premios a nivel internacional. En la actualidad, nos encontramos ante la tercera generación de la familia, al mando de la finca y la bodega junto a un equipo de profesionales externos.

Nuestra experiencia: visita guiada y almuerzo con maridaje

En nuestra visita a Bodegas Ca N’Estella pudimos disfrutar de un tour por la finca que nos permitió conocer tanto la masía como las instalaciones de elaboración de vino originales. Roser, nuestra guía, fue capaz de transmitirnos la pasión, la dedicación y el respeto con la que día a día la familia cuida su mayor legado: un modo de vida donde el vino es mucho más que un producto; es el hilo conductor de los recuerdos y los esfuerzos de una familia.

A toda esta emoción también se sumaron propuestas tan particulares como una cata de vino a ciegas en el interior de un antiguo tino que guarda uno de los mayores tesoros familiares… ¡Pero no queremos desvelarte mucho más! Preferimos que lo vivas.

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Finalmente, concluimos nuestro recorrido en una preciosa terraza con vistas a las viñas y a la masía. Allí, degustaríamos un almuerzo de payés con productos de kilómetro 0 (entre el que debemos contar también el aceite de oliva virgen extra que elaboran ellos mismos), maridado con vinos y cavas de la bodega.

El broche del almuerzo fue quizás la combinación más sorprendente: coca y chocolate negro con, para nuestra sorpresa, un vino tinto que contrastaba a la perfección con los sabores dulces y amargos de su acompañamiento. Una muestra más del excelente criterio de los profesionales de Bodegas Ca N’Estella.

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En definitiva, se trata de una experiencia que recomendamos tanto a los amantes del vino y el cava como a todo aquel que quiera iniciarse en este mundo. Como siempre, te animamos a que nos dejes tus impresiones en la sección de comentarios. ¿Te habías planteado alguna vez una experiencia similar? Te leeremos con mucho interés. 🙂