Rocca San Giovanni es un pequeño pueblo en la provincia de Chieti colocado en la parte superior de una colina rocosa que se eleva 155 metros sobre el nivel del mar entre la desembocadura del río Sangro y la corriente de Feltre. Los primeros vestigios de la ciudad, se encontraron en un diploma firmado por el emperador Enrique III al dirigirse al Monasterio de San Juan en Venere, que data de 1047.

La desconocida Rocca San Giovanni, Italia

Esta evidente impronta medieval, Rocca San Giovanni, se situa sobre un promontorio rocoso y completamente rodeada de campos. Se conservan algunas ruinas medievales, una torre y el campanario, edificios restaurados por expertos en la actualidad.

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La Iglesia y el Ayuntamiento son del siglo XIX, de inspiración clásica, y albergan una interesante colección de obras de arte: esculturas, pinturas, grabados, hábilmente dispuestas a lo largo la escalera principal y en la sala del consejo. También se puede visitar el centro histórico, que se caracteriza por pequeños callejones que tiempo atrás estuvieron pulsados de la vida y que poco a poco se ha ido recuperando. Imprescindible también la terraza panorámica desde donde se puede admirar el valle rodeado de exuberante vegetación: olivos, naranjos, nísperos, se mezclan con monte bajo densas.

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Entre retamas y parches de tierra cultivada, se puede disfrutar de unas vistas fantásticas. La línea de costa, sobre todo rocoso, está bordeada por playas de guijarros blancos. El mar, límpido, asume tonos azules cobalto cuando lamiendo las rocas se disuelve en verdes.

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La humedad alta y constante permite el desarrollo de una vegetación exuberante típico de los anchos valles de los ríos, rica en árboles y arbustos como el álamo, el sauce, el olmo y el aliso más raramente negro y el roble, la encina con fuertes características hídricas.

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Apretado entre un mar que acaricia las colinas, un puñado de pequeñas casas que dan a los jardines, algunos Trabocchi, y un puerto poblado por pequeñas embarcaciones. Una franja de tierra que milagrosamente escapó del contagio de la construcción moderna.

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Imagen: N i c o l aCatherine Wilson y Rodrigo Soldon vía Flickr