La pequeña ciudad de Lalibela en Etiopía es el hogar de uno de los lugares sagrados más asombrosas del mundo: once iglesias excavadas en la roca, cada una tallada enteramente en un solo bloque de granito con su techo a nivel de suelo.

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Si no fuera por estas iglesias extraordinarias, Lalibela estaría fuera del radar turístico. Es un pueblo rural polvoriento situado en la campiña, que recibió recientemente electricidad. Tiene pocos vehículos motorizados, no hay estaciones de servicio y no hay calles pavimentadas. Aislado del mundo moderno, la ciudad traquetea gracias al turismo.

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El ritual religioso es fundamental para la vida de la ciudad, con procesiones regulares, extensos ayunos y multitud de cantos y bailes. Combina su arquitectura religiosa extraordinaria y la sencillez de su vida, y goza de un ambiente distintivo atemporal, casi bíblico.

Historia

La ciudad de Lalibela fue originalmente conocida como Roha. Su nombre se cambió después de la del siglo XII cuando el rey Lalibela, encargó estas iglesias extraordinarias. La meta del rey Lalibela era crear una Nueva Jerusalén para los que no pudieran hacer la peregrinación a Tierra Santa.

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Las iglesias de Lalibela no fueron construidas, sino excavadas. Cada iglesia fue creada forjando una amplia trinchera en los cuatro lados de la roca, y luego cincelando cuidadosamente el interior.

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La leyenda popular dice que los ángeles vinieron cada noche para recoger lo que los obreros habían dejado. Una de las iglesias, Bet Maryam, contiene un pilar de piedra en la que el Rey Lalibela escribió los secretos de la construcción de los edificios. Está cubierta con paños viejos y sólo los sacerdotes pueden mirar en él.

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El proyecto del Rey Lalibela para ganar el favor de la iglesia tuvo dos resultados inesperados: la creación de un santuario de belleza sin igual y la conversión del rey a una vida religiosa. Después de trabajar durante 20 años, abdicó su trono para convertirse en un ermitaño, que vivía en una cueva y comía sólo raíces y vegetales. A día de hoy, los cristianos etíopes consideran al rey Lalibela como uno de sus más grandes santos.

Qué se puede ver

Los techos de las iglesias de Lalibela están al mismo nivel del suelo y se llega a estos por las escaleras que descienden a las estrechas zanjas. Las iglesias están conectados por túneles y pasarelas. Los pilares interiores de las iglesias han sido desgastados por las manos de los fieles suplicantes.

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Las iglesias excavadas en la roca son simples pero están hermosamente talladas con características tales como ventanas de aspecto frágil, molduras de diferentes formas y tamaños, diferentes formas de cruces esvásticas e incluso tracerías islámicas. Cada iglesia tiene su propio monje residente que aparece en la puerta con coloridas túnicas de brocado.

Un monumento increíble que demuestra la asombrosa capacidad del hombre para moldear su entorno. Otro lugar excavado y transformado que os dejará con la boca abierta es el Buda Gigante de Leshan, ¡no os lo perdáis!

Imagen: Pascal BoegliRoberto Vallejoisabelle chauvelHenrik Berger JørgensenLinda PolikAnthony Pappone y Gabriele Ferrazzi vía Flickr