La nueva capital del país ha crecido rápidamente en la estepa del norte y ya es una joya para el siglo XXI de Kazajstán. Se cree que en 2030 ya serán más de 1 millón de personas.

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Su horizonte se vuelve más fantástico con los años gracias a edificios emblemáticos, muchos de ellos firmados por grandes arquitectos internacionales, con un brote de variedad asiática, occidental, soviética y estilos futuristas extravagantes. Varias estructuras espectaculares están abiertas al público y no es difícil sentirse abrumados por el lugar.

Sus inicios

Astana era sólo una ciudad de provincia de tamaño mediano conocida por sus inviernos amargos cuando el presidente Nazarbaev  en 1994 la nombró futura capital de Kazajstán.

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La ciudad nació en 1830 como una fortaleza rusa llamada Akmola, ‘tumba blanca’. En la década de 1950 Akmola se convirtió en la sede del régimen de tierras vírgenes y en 1961 pasó a llamarse Tselinograd ‘Ciudad de Tierras Vírgenes’. Después de que la URSS se derrumbara, Akmola volvió su antiguo nombre. En 1998 pasó a llamarse de nuevo, Astana, ‘capital’.

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Las razones citadas por Nazarbaev para el cambio eran una parada de transporte más central y una ubicación menos propensa a los terremotos que Almaty. También así ha podido atajar sentimientos secesionistas entre la gran población de etnia rusa del norte de Kazajstán.

La «Dubai de la estepa»

El antiguo centro, al norte del río Ishim, conocido como el ‘bereg Pravy’, margen derecha, vive como un centro comercial y de servicios. Al sur del río, el ‘bereg tasa’, margen izquierda, edificios gubernamentales y empresariales están creciendo, así como centros culturales, deportivos, de ocio, comerciales, hoteles, una universidad y desarrollos residenciales llamativos.

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Algunos encuentran Astana un lugar impersonal y ambicioso. Pero lo cierto es que la gente de Kazajstán se siente cada vez más atraída aquí. Es fácil cuestionar el gasto de miles de millones en la arquitectura de prestigio, pero muchos ciudadanos se sienten claramente orgullosos de su nueva capital.

Imagen: ninara, mariusz kluzniak y Ken and Nyetta vía Flickr