El cambio climático es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad. Lo estamos viendo con la sequía. Muchas provincias de España ya están sufriendo restricciones al uso de agua, tanto para riego como consumo humano. Se han perdido numerosas cosechas y esto tendrá su consecuencia económica a medio plazo, con un encarecimiento generalizado de muchos alimentos.
Pero, a pesar de que las advertencias son claras, todavía buena parte de la población no es consciente de la realidad que se avecina, por ello, algunas noticias sí sirven para activar la conciencia de la gente. La cerveza, por ejemplo, está en riesgo. Esta, que es una de las bebidas más populares del mundo, está generando ya ciertas tensiones. En México el verano de 2022 se paró la producción en las fábricas cerveceras del norte del país por la falta de lluvias.
Y otro de los alimentos que se pone en peligro es el chocolate. Un clima más seco, como el que apuntan las predicciones, generará escasez de chocolate. Las primeras noticias en torno a la caída de la producción de cacao se remontan al año 2014. Desde entonces, las noticias no han sigo nada halagüeñas.
¿Por qué está en riesgo el chocolate?
El problema con el chocolate es que el fruto con el que se elabora, el cacao, es muy sensible a los cambios climáticos. A su vez, los modelos productivos están también bajo mucha tensión. En Asia el consumo de este alimento se ha elevado mucho en los últimos años.
Los árboles de cacao solo prosperan bajo condiciones específicas que incluyen temperaturas estables y bastante uniformes, alta humedad de lluvia, un suelo rico en nutrientes (especialmente nitrógeno) y protección frente al viento.
Es un cultivo, por tanto, que solo prospera en ambientes tropicales. El aumento generalizado de las temperaturas, que se está dando en todo el mundo, está provocando que las áreas de cultivo en Malasia experimenten una meteorología más crítica que las de África Occidental. Y algo similar ocurre en Sudamérica.
El problema se agrava, además, con la falta de humedad. No es solo que llueva menos, sino que al hacer más calor, el suelo no filtra tanta agua, ya que mucha de ella se evapotranspira, vuelve a la atmósfera en forma de vapor.
Consumir chocolate orgánico y ecológico
La solución, o quizás un acto de conciencia ambiental y ciudadana, pasa por tomar nota de estos problemas y pasarse al Chocolate ecológico. El apellido ecológico u orgánico no es solo una estrategia comercial, sino que es una apuesta decidida por incorporar a la dieta un alimento con múltiples beneficios para la salud y que está libre de aditivos químicos en su cultivo y elaboración.
Cada onza de este tipo se elabora de forma respetuosa con el medio ambiente, cuidando los ecosistemas en los que se cultiva la materia prima y teniendo muy en cuenta las condiciones dignas de los productores.
El cacao cultivado de forma sostenible es considerado un superalimento, y como tal tiene un potencial nutritivo del que carecen los chocolates comerciales procesados. Estos son los principales beneficios de consumir este producto.
- Es un alimento rico en antioxidantes, pues sustancias como los flavonoides están presentes de forma natural en la planta del cacao, desde la raíz hasta los frutos.
- El cacao contiene mucho magnesio, que refuerza el sistema muscular. Así mismo, este mineral también favorece la memoria, el descanso y la concentración. Y otra molécuula presente en el chocolate orgánico es la teobromina, un alcaloide que estimula el sistema nervioso central.
- Un último apunte sobre el chocolate tiene que ver con el apartado sensorial. Tomar este alimento es sinónimo de sentir placer. Esto ocurre porque al comerlo, el organismo libera serotonina, la hormona de la felicidad. El cacao, por tanto, es un gran aliado para paliar el estrés y mejorar el estado de ánimo.
Turismo del cacao, viaja hasta los países productores
En el intento de promover una actividad económica que sea sostenible, tanto en lo ambiental como en lo social y en lo puramente económico, desde hace años varios países productores están desarrollando un turismo en torno a este fruto.
Un ejemplo es Colombia. El cacao colombiano es uno de los más valorados en el mundo. Durante años, el país ha ganado varios reconocimientos internacionales en los que se resalta su fino aroma y suavidad. Regiones como Araúca, Cauca, Huila, Antioquía, Chocó, Santander, Tolima y Nariño ofrecen las condiciones agroecológicas idóneas para el cultivo del fruto.
De este modo, allí está en funcionamiento la que se conoce como ruta del cacao, que incluye experiencias de turismo sostenible con las que el visitante puede conocer más a fondo las comunidades rurales y sus estilos de vida. Este tour lo ofrecen varias fincas que, además, están integradas en espacios naturales de gran belleza paisajística y una potente riqueza en biodiversidad.
Más próximo en el espacio está la propuesta de chocolates torras, que ofrece de manera continua visitas a su fábrica en la provincia de Girona. Aquí no verás el cacao en su ambiente natural, pero sí todo el proceso de producción de chocolate y la importancia de cuidar este fruto y los lugares de cultivo.