No es lo Gonder es, sino lo que Gonder fue lo que la hace tan apasionante. La ciudad se encuentra en un hueco entre colinas donde los altos árboles albergan casas de piedra con techo de hojalata, y elevado sobre ellos, se asoma orgulloso a través de los siglos, las paredes de castillos bañados por la sangre de realezas pasadas. A menudo llamado el Camelot de África, esta descripción se le queda pobre, pues Camelot es leyenda, mientras que Gonder es realidad.

Historia

Rodeado de tierras fértiles y acostado en la encrucijada de tres grandes rutas de caravanas, es fácil entender por qué el emperador Fasiladas hizo de Gonder su capital en 1636. Al suroeste yacían fuentes ricas en oro, civet, marfil y esclavos, al noreste estaba Massawa y el acceso al Mar Rojo, y al noroeste Sudán y Egipto.

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En el momento de la muerte de Fasiladas, la población de Gonder ya superaba los 65.000 habitantes y su riqueza y esplendor la habían convertido en una leyenda. A la deriva a través de los viejos palacios, entre las salas de banquetes y antiguos jardines, no es difícil imaginar el boato cortesano, las ceremonias y las intrigas que sucedieron aquí.

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La ciudad floreció como capital durante más de un siglo entre luchas internas que debilitaron el reino gravemente. En la década de 1880 lo que quedaba de Gonder fue ampliamente saqueado por los derviches sudaneses. Además, la ciudad aún sufrió más los daños por las bombas británicas durante la campaña de liberación de 1941. A pesar de todo gran parte de Gonder permanece intacta.

Palacio Fasiladas

Con mucho, el edificio más impresionante, y también el más antiguo, se destaca por sus 32 metros de altura, su parapeto almenado y cuatro torres con cúpulas.

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Hecho de piedra, es conocido por ser el trabajo de un arquitecto indio y muestra una síntesis inusual de indios, portugueses, mudéjar y las influencias aksumitas. La planta principal se utiliza como comedores y un área de recepción formal.

Palacio de Iyasu I

Al noreste se encuentra el Palacio en forma de silla de montar de Iyasu I, con su inusual techo abovedado. El hijo de Yohannes I, Iyasu I fue considerado el mayor gobernante del período Gonderine. El palacio solía estar suntuosamente decorado con espejos y sillas venecianas doradas y hermosas pinturas que adornaban las paredes.

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Los viajeros que visitan el palacio lo describían como «más hermoso que la casa de Salomón». Aunque el terremoto de 1704 y el bombardeo británico en la década de 1940 han acabado con el interior y la mayor parte de la cubierta, su caparazón óseo huele a historia.

Patrimonio de la Humanidad

El compuesto de 70.000 metros cuadrados contiene numerosos castillos y palacios se ha restaurado con la ayuda de la Unesco. Guías expertos están a disposición y bien vale la pena contratarlos.

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Imagen: Marta SemuDigital ArchaeologyEnzinho83 SarahTz vía Flickr