Es uno de los tesoros menos conocidos de Bulgaria más allá de sus fronteras, pero es una auténtica maravilla de la naturaleza. Enorme y peculiar con sus inmensos “ojos”, la cueva Devetashka impresiona por sus dimensiones y por el efecto de la luz en su interior.
La cueva Devetashka, una gran obra de la naturaleza
Esta singular obra de la naturaleza se encuentra en el norte del país, a 150 kilómetros de la capital, Sofía, y a solo 18 kilómetros de la ciudad de Lovech. Tan increíble es que en 1996 fue declarada Monumento Natural. Mucho más que una increíble cavidad rocosa, esta cueva es todo un espectáculo, gracias a los siete agujeros que tiene en su parte superior y que la iluminan de una manera a veces casi sobrenatural.
Pero absolutamente todo en Devetashka es fantástico. La cueva tiene casi dos kilómetros de longitud. Su entrada, de “apenas” 35 metros de ancho por 30 de alto lleva directamente a una imponente sala de casi 2500 metros cuadrados, que alcanza hasta 100 metros de altura en algunos puntos.
Algo más adelante la cueva se bifurca. Por uno de los ramales discurre un riachuelo que forma a su paso pequeñas charcas y cascadas que le dan un encanto singular. El otro ramal ofrece algunas salas, la última, que recibe el nombre de Altar, es redonda.
Pero su particular belleza no es el único atractivo de esta cueva. Las investigaciones que en ella se han realizado han sacado a la luz interesantes conclusiones. Y es que esta cueva estuvo habitada en periodos intermitentes desde la Prehistoria. Se calcula que los primeros habitantes se asentaron en ella hace nada menos que ¡70.000 años! Y en ella se han encontrado numerosos restos del Neolítico.
Hoy en día, sin embargo, sus moradores son una importante colonia de murciélagos. Animales que, como curiosidad, sufrieron (y mucho) las consecuencias del rodaje de algunas películas, entre ellas la segunda parte de Los mercenarios, protagonizada por Silverster Stallone. Era tal el estrés que creaban las grabaciones, que la población de murciélagos se redujo notablemente, de modo que las autoridades tuvieron que prohibir que se utilizara este magnífico espacio natural como plató.
Y al principio hablábamos de la ciudad de Lovech. Pues bien, es otro lugar que merece una visita. En ella hay que visitar los restos de la antigua fortaleza otomana y la iglesia de Sveta Nedelya, adornada con hermosos frescos. Todo ello, por supuesto, sin olvidar dar un paseo tranquilo por las callejuelas de su barrio antiguo, una auténtica joya.
¿Te ha gustado nuestra propuesta? Seguro que sí. Y, si quieres conocer otras cuevas impresionantes, te sugerimos las de Pindaya o las de Waitomo ¡Te encantarán!
Imágenes: Мarin Nikolov, mpjashby, Limerad.