La Cumbrecita es un pequeño pueblo escondido en el corazón de las sierras de Córdoba. En el valle de las Sierras Grandes, a 1450 metros sobre el nivel del mar, este pueblo conserva sus raíces europeas combinadas con las criollas. ¡Conoce más sobre este pintoresco destino que parece de cuento!
Siéntete atrapado en un libro para niños paseando por senderos serpentinos que atraviesan el bosque, bordeados por pequeñas casas de estilo centroeuropeo. Te acompañará el sonido de los arroyos, cascadas y animales que habitan este fantástico lugar. Ingresar aquí es sinónimo de tranquilidad, ya que se ha logrado un equilibrio tal entre la naturaleza y el hombre que fue declarada Reserva Natural.
El primero en llegar a este rincón del mundo fue Helmut Cabjolsky, nacido en Berlín en 1892, junto con su esposa y dos hijos. En 1934, junto con sus cuñados, trazó el camino y comenzó la forestación. En 1935 se construyó la primera casa de adobe, con 8 habitaciones. Al poco tiempo empezaron a llegar más familiares y el hogar se convirtió en una hostería. Más tarde los pocos visitantes del lugar quedaban tan encantados con el territorio que se convirtieron en los primeros habitantes.
Otra curiosidad de La Cumbrecita es que es el primer pueblo peatonal de Argentina, no se permite el ingreso con vehículos y las calles están previstas para ser realizadas a pie. El pueblo está muy bien preparado para el turismo, cuenta con hoteles, cabañas y servicios de primera calidad. Una característica que atraerá a cualquier viajero con buen paladar es su cocina, que combina los sabores criollos con alemanes. ¡Disfruta de cada uno de los restaurantes y bares de la zona!
Se convirtió en un destino perfecto para parejas y familias, para los que aman la pesca de trucha, las caminatas por el bosque y la buena gastronomía. El tiempo parece detenerse en este rincón de estilo alpino casi escondido en las sierras cordobesas. La amabilidad de su gente, el orden y la belleza natural hacen de La Cumbrecita un lugar ideal para encontrar paz y tranquilidad.
Una de sus mayores atracciones es el bosque de abedules, uno de los más relevantes de la zona. Para llegar a él debes cruzar el arroyo Almbach por un pequeño puente de madera y bordear la confitería Liesbeth. Este bosque tiene tonalidades plateadas debido a los troncos de abedul, pero es más atractivo en otoño con su variedad de colores. El mismo arroyo se convierte en cascada a la altura de una quebrada, de aproximadamente 14 metros de altura y cae a una olla de 5 metros de profundidad.
Otra curiosidad para visitar es el castillo realizado por Erwin Müller en la década del 40. Este peculiar habitante vivía solo y notificaba a sus vecinos de su estado de salud mediante un código. Si la bandera era verde todo iba bien, si era roja necesitaba asistencia.
Si no te gusta la pesca o las caminatas largas por el bosque siempre puedes conocer a los pobladores en sus pintorescas confiterías y bares o disfrutar el cristalino río. ¡Anímate a visitar La Cumbrecita y vivir entre la naturaleza en todo su esplendor! Si te gusta conocer pueblos pintorescos no te pierdas los 6 más encantadores de Alemania y 4 mágicos pueblos medievales de Europa.
Imagen:Leandro Cara, INCACTIA, Dann22, José e Marina.