Las ruinas de San Ignacio, ubicadas en la provincia de Misiones en Argentina, es un vestigio de lo que fue la vida de jesuitas y guaraníes en la selva misionera. A ningún turista lo dejará indiferente, ¡conoce la historia y las huellas de una civilización!
Las ruinas de San Ignacio: una ventana al pasado
San Ignacio fue diseñada por jesuitas y construida por guaraníes hace casi 400 años atrás, su imponente templo situado en el centro de la antigua ciudad data de 1610. Alrededor del mismo hay otras construcciones más pequeñas que no han sido reconstruidas, lo que las hace atractivas porque se encuentran en su estado más natural enredadas con raíces de árboles centenarios.
Llegaron a vivir hasta 3300 personas entre estos muros de asperón rojo, color que adquirieron por la tierra misionera. Hoy la mano del hombre ha mantenido la selva al margen, pero en su momento vivían rodeados de ella con sus animales y sonidos salvajes. Estos muros son testigos de dos civilizaciones que convivieron, una de ellas fue dominada y la otra terminó expulsada de estas tierras. En las reducciones de las misiones jesuíticas reinaba la comunidad, no había riqueza ni lujos y todos consumían por igual. Llegaron a ser tan exitosas y funcionales que la corona española las consideró una amenaza para su sistema y decidió expulsarlas.
El templo está frente a la plaza, la cual carece de arquitectura, que tiene un significado fundamental porque allí se realizaban las reuniones de la comunidad y se hacían actividades culturales. Las casas estaban en hilera y se agrupaban en barrios que pertenecían a cada tribu.
Los guaraníes que vivían en las reducciones estaban exceptuados de tener que hacer servicio personal a los esclavistas, pero a cambio tenían que pagar un tributo anual a la corona española. Debido a que no tenían moneda, elaboraron un producto para vender, la afamada yerba mate. Rápidamente se comercializó por Perú, México, Chile, España y Portugal. Los aborígenes tomaban la yerba con agua fría, los españoles empezaron a servirla con agua caliente.
Un plus para tu viaje: a unos pocos kilómetros de las ruinas se encuentra la casa que fue del escritor Horacio Quiroga. Este autor era amante de la selva, cuando conoció San Ignacio como fotógrafo eligió este lugar como protagonista de su literatura y de su vida. Si todavía no leíste Los Cuentos de la Selva de Quiroga te recomendamos que los conozcas antes de viajar ya que han fascinado por varias generaciones.
Visita el testimonio de lo que fue la misión de San Ignacio Miní en el corazón de Misiones y revive su esplendor. ¡Echa un vistazo a un pasado que parece extrañamente vivo! No olvides que cerca de las ruinas están las colosales Cataratas de Iguazú y en sus cercanías puedes conocer santuarios para animales.
Imagen:Juan, Juanedc.com, Gonzalo Arribas, Miguel Vieira, Ramón, Tanenhaus, Corey Holms.