Hay veces, muchas, en las que la Naturaleza nos sorprende con paisajes asombrosos. Otras es la mano del hombre la que se ha acercado a la perfección. Este último es el caso de los fascinantes Jardines de Butchart, en la isla canadiense de Vancouver. Un rincón colorido, idílico y maravilloso del que dan ganas de no salir jamás.

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Los jardines de Butchart, sencillamente maravillosos

Todo comenzó a principios del siglo XX gracias a la labor de Jennie Butchart, esposa de un importante empresario. Está mujer decidió embellecer lo que había sido una antigua cantera propiedad de su marido. Y comenzó trabajando en el lugar con sus propias manos.

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Primero creó un pequeño jardín de hortalizas y luego un jardín japonés. Tras él llegó un hermoso jardín inglés en el agujero de la cantera.  Poco después las pistas de tenis fueron sustituidas por un jardín italiano y más tarde sería el turno del jardín de las rosas, una flor que apasionaba a Jennie Butchart

De esta manera, con el paso de los años y el trabajo de esta mujer, lo que había sido un lugar árido en el que solo se fabricaba cemento se convirtió en un auténtico edén. Y tal fama adquirió en poco tiempo que en la década de los años 20 ya eran miles las personas que lo visitaban cada año.

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La Segunda Guerra Mundial marcó el declive de los jardines, que quedaron casi en el olvido hasta que el nieto de su creadora se hizo cargo de ellos y les devolvió el antiguo esplendor. Y así estos maravillosos jardines han ido creciendo y enriqueciéndose hasta hoy.

Los jardines de Butchart se han convertido en un verdadero paraíso en el que conviven un millón de plantas de 700 especies vegetales. Plantas que se han combinado con tal maestría que cada rincón es un auténtico homenaje a la Naturaleza en el que se mezclan colores y aromas.

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Geranios, dalias, amapolas, tulipanes y 300 especies distintas de rosas, entre otras muchas flores, ponen la nota de alegría y de color. Árboles y arbustos plantados estratégicamente les sirven de cobijo y crean hermosos contrastes.

Todo un espectáculo para los sentidos, especialmente en primavera, cuando muchas de sus especies están en plena floración. Pero en cada estación estos jardines tienen algo especial, incluso en el otoño o en el frío invierno, en los que predominan los colores ocres en mil matices diferentes.

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Dan ganas de perderse en estos jardines ¿Habías oído hablar de ellos? Un tesoro más de la hermosa Canadá.

Imágenes: MasterShake, Ronald WoanTeresaJenny Lee SilverMehal Shah