En Polonia son muchos los lugares que vale la pena visitar. Para comenzar, evidentemente, no hay que perderse sus históricas ciudades (su capital Varsovia, Cracovia, Poznan, Katowice, Breslavia…) que además de sumergirnos en un pasado que sigue siendo muy actual ofrecen indudables atractivos al viajero. Pero además de sus ciudades hay otros lugares sumamente interesantes. Así, si uno visita Cracovia no debe dejar pasar la oportunidad de acercarse a uno de ellos: Las Minas de sal de Wieliczka.

¿Cómo llegar?

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Estas minas se encuentran en la ciudad polaca de Wieliczka, situada en el área metropolitana de Cracovia y llegar a ellas es muy sencillo. El visitante de Cracovia puede apuntarse a una de las múltiples excursiones turísticas ya organizadas, utilizar taxistas que ofrecen módicos precios para ir hasta allá, o ir en transporte público. En cualquier caso el viaje merecerá la pena.

¿Qué son?

Este lugar, declarado  Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, constituye actualmente uno de los lugares más visitados de Polonia con más de 800.000 visitantes al año. Son unas de las minas de sal más antiguas del mundo, y han sido explotadas desde el siglo XIII hasta prácticamente nuestros días.

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El sobrenombre con que se las conoce, “la catedral subterránea de la sal” ya da idea de la magnitud y la espectacularidad del lugar. Las cifras son impresionantes: una profundidad de 327 m. y más de 300 Km de túneles y galerías que nada envidiarían al más tortuoso laberinto.

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De todo estos kilómetros, en la visita guiada, “sólo” se recorren unos tres y medio (la duración del recorrido es aproximadamente de 2 horas) que, no obstante, son más que suficientes para sentir la emoción de saberse como enterrado bajo tierra, rodeado de silencio y oscuridad, e ir descubriendo poco a poco escenas que reviven los duros trabajos de la minería, antiguas herramientas y máquinas, lagos subterráneos, auténticos bosques de vigas de madera y, sobre todo, cámaras con bajorrelieves y figuras esculpidas en la propia sal.

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Pero lo más espectacular e impactante de las minas sin duda es la Capilla de Santa Kinga. Una auténtica capilla sixtina de las profundidades de la tierra, inundada de luz a través de fastuosas lámparas (hechas de sal casi todas) y una exquisita decoración de imágenes y bajorrelieves esculpidos en la propia sal.

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Es un lugar con tanto encanto y magia que es frecuente celebrar en ella conciertos e incluso ceremonias religiosas tan importantes y emotivas como las bodas. Pero lo que más sorprende al viajero es saber que toda la capilla fue tallada por tan sólo 3 obreros (los hermanos Markowski y Antoni Wyrodek), que dedicaron años y años todos sus esfuerzos en crear y dar forma a esta auténtica obra maestra.

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Como apunte para los fans del turismo de salud, Chopin visitaba las minas asiduamente para combatir sus problemas de asma. Resulta que el ambiente de las minas, extremadamente seco y puro, con una temperatura constante durante todo el año de alrededor de 14ºC, es ideal para tratar enfermedades respiratorias como el asma.

La visita concluye en una sala espectacular que te hace sentir en otro mundo,  donde hacerse con alguna figura de sal, ver la inscripción en el listado de Patrimonio de la Humanidad y, sorprendentemente, wi-fi gratis.

¿Qué te ha parecido esta visita? ¿Te atreves a adentrarte en estas minas? Comparte y comenta, y si no te asustan los lugares bajo tierra, visita Las espeluznantes Catacumbas de Palermo.

Imágenes: RASSILPhilip MilneKaren MillerDimitry B.tea..monomakh