¿Eres de los que les gusta recorrer los pueblos más recónditos del planeta? ¿Prefieres hacer un turismo más calmado en el que la tranquilidad reina? Pues te encuentras en el lugar correcto: no te pierdas este artículo de el Viajero Feliz donde te mostramos un pueblo bellísimo lleno de piedras. ¡Vamos allá!
Aventura en un pueblo de piedra
Sacsamarca se localiza a 35 kilómetros de la metrópoli de Huancavélica, en Perú. Su principal encanto es que casi todas las casas y construcciones han sido realizadas con piedras que se han originado en la misma zona. Es llamado pueblo de piedra, conocido así por los pocos viajeros que van a conocerlo a más de 3780 metros sobre el nivel del mar.
El río que cruza esta pequeña villa es el Disparate, que llega a un punto donde se despeña creando una preciosa vista, llena de tranquilidad y paz. El clima de Sacsamarca es bastante frío, presentando un fuerte contraste con sus habitantes, que son cálidos y agradables.
Este pueblo se encuentra en el Cerro Calvario. Las sierras cercanas de los demás pueblos se veneran como protectoras, a las que se les proporcionan ofrendas de licores, dulces y hojas de coca durante las fiestas de Sacsamarca. De esta forma, sus habitantes se aseguran de que la fuerza de las montañas no decrezca y no se desprendan rocas sobre sus casas y animales.
Pequeño pero encantador
La gente del pueblo se desvive por enseñar la localidad a los pocos turistas que la visitan, ofreciendo siempre una simpática acogida. Cuando tanto el lugar como sus habitantes son así de agradables, es evidente que la paz que encontrará el turista en este destino será casi total.
En la actualidad, los habitantes siguen la tradición con la construcción de casas de piedras, lo que ha conseguido que el pueblo mantenga el encanto paisajístico por el que se le conoce. No obstante, aunque es un lugar que parece que debería estar lleno de turismo, la actividad económica principal es la ganadería.
¿Has visitado este pueblo en alguna ocasión? ¿Pasarías allí unas vacaciones? Si te ha gustado, te recomendamos que leas «Romsdal y trolls de piedra».