El turismo oscuro (también llamado negro o de luto) es una forma de turismo que implica visitar lugares asociados con la muerte, la destrucción, el misterio o cualquier tipo de tragedia. La producción de series como Chernobyl, unido al despertar de la curiosidad natural del ser humano, ha provocado el nacimiento de agencias que ofrecen visitas guiadas por zonas peligrosas.
Sudáfrica es un país con una historia muy rica y un pasado trágico. La nación ha experimentado sus propias guerras internas, con la segregación, el apartheid y los movimientos por la libertad como protagonistas. En este artículo, te presentamos los mejores lugares que debes visitar si quieres descubrir la parte «fea» de la historia de Sudáfrica y conocer su pasado.
Índice de Contenido
1. Centro del Holocausto de Ciudad del Cabo
Aunque puede parecer sorprendente, África tiene su propio museo del holocausto. Ubicado en Ciudad del Cabo, su objetivo es homenajear a las víctimas y a los supervivientes del régimen nazi y de los numerosos genocidas que existieron antes y después del holocausto.
El museo, cuya entrada es gratuita, ofrece una exposición permanente que incluye secciones como «La vida de los judíos en Europa antes del holocausto», «Alemania y el auge del nazismo en 1919-1933», «El universo de los campos de concentración nazis», «Deportación y campos de la muerte» y más. El museo ofrece información también sobre el antisemitismo en Sudáfrica, el gueto de Varsovia y la vida de Anne Frank.
Encontrar un sitio de estas características tan alejado del lugar donde se cometieron tales atrocidades es cuanto menos sorprendente. Sin embargo, conocer el holocausto es muy importante para el pueblo sudafricano, que vivió en primera persona la segregación y el apartheid. En general, el centro es un lugar muy interesante, y no solo para quienes buscan sitios con una historia trágica detrás.
2. Robben Island
Esta antigua prisión de máxima seguridad, ubicada en una isla próxima a Ciudad del Cabo, forma parte actualmente de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque por ella pasaron numerosas figuras políticas, destaca sin duda por los 18 años que estuvo encerrado Nelson Mandela.
Debido a su rica historia y a su ubicación remota, la isla es un destino muy buscado. Una visita guiada permite conocer la historia de la prisión, visitar la celda en la que estuvo Nelson Mandela, explorar la isla y disfrutar de las vistas de Ciudad del Cabo desde el mar. Eso sí, reserva con antelación porque la demanda es muy alta.
3. Museo del Apartheid (Johannesburgo)
El apartheid, o el proceso de segregación que existió en Sudáfrica y Namibia desde la década de 1950 hasta principios de los años 90, es objeto de un impresionante museo ubicado en Johannesburgo. En sus 21 secciones permanentes, describe el viaje del país desde el inicio hasta el final del proceso de apartheid, aunque también incluye múltiples exposiciones de arte temporales.
Si vienes en grupo, vivirás la segregación de primera mano: de forma aleatoria, las entradas están diferenciadas para blancos y no blancos, y cada una tiene su propia puerta, por lo que el grupo estará separado durante un rato.
A escasos cinco minutos del museo se encuentra la famosa Gold Reef City, un complejo construido en la cima de una mina de oro que incluye un enorme parque temático y un casino. Si tenemos en cuenta la existencia de casinos como este y el nivel de vida de la mayoría de la población sudafricana, no es de extrañar que aquí nos hallemos con otro gran tema oscuro del país: la ludopatía.
Aunque es habitual que los problemas del pasado den paso a nuevos problemas, el Museo del Apartheid es una visita obligada para los amantes del turismo negro.
4. Constitution Hill (Johannesburgo)
Constitution Hill es la segunda prisión de nuestra lista. También clausurada, funciona ahora como museo inmersivo que explica el duro camino de Sudáfrica hacia la democracia. La prisión, inaugurada en 1896 y usada como fuerte militar durante tres años, sirvió para recluir a prisioneros políticos y a activistas, entre los que se incluyen Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, que estuvo recluido un tiempo antes de ser trasladado a Pretoria.
La cárcel, que incluía un pabellón para mujeres, se hizo tristemente famosa por las condiciones infrahumanas en las que se hallaban los presos, que vivían hacinados en su interior y sufrieron numerosas epidemias. La cárcel se clausuró casi un siglo después de su inauguración y fue la sede del Tribunal Constitucional de Sudáfrica durante los 20 años siguientes debido a su importancia histórica y simbólica.
5. Soweto (Johannesburgo)
Este suburbio de Johannesburgo resulta muy interesante para conocer la historia del país y es un buen complemento a la visita al Museo del Apartheid. Se trata de un complejo de pequeñas casas de ladrillo construido específicamente para gente negra, para mantenerla separada de la población blanca, por lo que es uno de los ejemplos más evidentes de la segregación en Sudáfrica.
Soweto es famoso por los disturbios de 1976, cuando los estudiantes sudafricanos protestaron por la nueva ley que obligaba a estudiar en afrikáans y no en inglés, lo que suponía segregar a la población negra y dificultar aún más su educación.
Soweto fue también el hogar de Nelson Mandela, donde vivió con su primera mujer, y de Desmond Tutu, ganador del premio Nobel de la Paz. La casa de Nelson Mandela, abierta al público, permite apreciar muchos detalles de la vida del líder sudafricano. En sus paredes, todavía se aprecian impactos de bala y marcas de cócteles Molotov.