Tras los 676 kilómetros recorridos desde Marrakech en la primera parte del viaje por el desierto, comenzamos la segunda etapa en el Nomad Palace. El hotel tiene a disposición de sus clientes varios dromedarios, así que nos servimos de ellos para emprender nuestro camino.

rebaño dromedarios

Montado en Dromedarios

Nos adentramos en el desierto de Erg Chebbi con un agradable paseo mecido por el vaivén de los animales. A medida que nos acercábamos al horizonte, nuestras sombras se proyectaban en la arena. Un escenario precioso  que aún mejoró con la puesta de sol, cuando la arena tomó un color rojizo y comenzamos a notar el descenso de las temperaturas. Bien abrigados, partimos hacia el campamento donde pasaríamos la noche.

6 Esperando el atardecer

Gran duna El sol se pone 10 CARABANA EN EL DESIERTO

Se trataba de una gran jaima con aspecto de salón comedor, con más de tres metros de ancho y con una ducha de agua caliente, ¡no podíamos pedir más! Así pues, después de recibirnos con un té marroquí riquísimo, procedimos a descansar un rato y a darnos una ducha. Paraentonces ya teníamos lista la cena, que consistió en un tajine de verduras y carne, así como en tres piezas de fruta. Cuando terminamos, nos reunimos en el exterior, alrededor de una fogata, para escuchar los cánticos bereber. El cielo, libre de contaminación lumínica, permitía la contemplación de millones de estrellas.

Haima comedor musica berebe por la noche

Al día siguiente nos levantamos a las 5:30 y subimos a una duna muy alta que se encontraba al lado de nuestro campamento. Pudimos admirar un amanecer precioso gracias al contraste de los colores rojizos de la arena con el azul del cielo. Emprendimos el camino de vuelta hacia el Nomad Palace, dejando una huella en el desierto que seguramente se borró rápidamente, pero que permanecería en nuestra memoria por mucho tiempo. Tomamos otro desayuno típico bereber y nos preparamos para el viaje de vuelta a Marrakech en el Toyota Prado de Hassam.

Amaneciendo en el desierto Dromedarios en el desierto Viaje a Marruecos

Huella en el desierto

Llegamos a Rissani, la primera ciudad imperial, que cuenta con más de 20.000 habitantes y con una medina enorme. Merece la pena visitar el mercado de animales que allí se celebra todos los martes, jueves y domingos. Rissani fue también la base de aprovisionamiento de las antiguas caravanas que iban a Tombuctú; está situada en un gran palmeral y es el lugar de nacimiento de la dinastía actual Alauí.

Puerta de entrada Merzouga

De nuevo nos vimos sumidos otra vez en un inmenso desierto, aunque las dunas fueron sustituidas por montañas y planicies en las que seguramente sería muy difícil sobrevivir de no contar con la experiencia de los nómadas bereber.

Rocas del desierto Llanuras desierto Marruecos

Paramos a conocer un pequeño asentamiento para descubrir su modo de vida. Después de comer volvimos a las inmensas montañas y planicies, que a veces presentaban algún que otro árbol.

Comiendo con los bereber Turistas con los nomadas bereber Hassam con los nomadas

Una vez llegados a Nkob paramos en un hotel kasbah llamado Ennokhill, donde Karin nos recibió y nos enseñó, desde la terraza del hotel, las vistas del inmenso palmeral que rodea el pueblo. De vuelta al coche pudimos pasar por el Valle del Dra, famoso por sus dátiles, antes de llegar a las estribaciones del Anti-Atlas, lugar increíble donde los haya. De hecho, en sus montañas se rodaron las escenas de la película Babel, dirigida por Alejandro González iñárritu y protagonizada por Brad Pitt.

Barrancos Antiatlas 2 Palmeral y montañas Kasbah Palmeral de Nkob MONTAÑAS DEL DESIERTO

Al atardecer, llegamos a Ouarzazate, donde pasamos la noche. Nos alojamos en el Riad Bouchedor, un precioso riad donde pudimos cenar una buena tortilla con verduras y especias y un tajin de carne en la terraza situada al lado de una piscina. Todo ello rematado con un buen té marroquí.

Riad Bouchedor Piscina riad Bouchedor

A la mañana siguiente nos levantamos para hacer la última parte del recorrido. Cruzar el Atlas con lluvia no fue nada fácil, pero a pesar de la dificultad, los paisanos estaban encantados. Una vez en Marrackech, Hassam me llevó hasta el Riad para pasar los días que me quedaban. Pero, por lo pronto, aquí termina mi aventura por el desierto.

Gracias por haberme acompañado a lo largo de la descripción. Recordaros, además, que mi viaje no hubiera sido igual de gratificante sin la ayuda de Hassam. Os vuelvo a dejar su dirección de correo electrónico y su teléfono. Si estáis interesados en realizar este viaje, no dudéis en llamarle, ¡es super amable y habla un español muy logrado!

Web: www.viajes-marruecos4x4.com
Teléfono: 00212 662-890276