Sopron sigue siendo una ciudad hermosa y acogedora a pesar de los difíciles episodios de su larga historia. A apenas 60 kilómetros de Viena, esta ciudad húngara es cruce de caminos e intercambio cultural. De hecho sus habitantes son conocidos por su amabilidad y la hospitalidad que muestran a los visitantes
Sopron, maravillosa ciudad barroca en Hungría
La historia de Sopron es la de una ciudad que ha caído y ha sabido levantarse. Ya en la época romana había aquí asentamientos de relevancia. En ruinas tras la invasión bárbara, así la encontraron los pueblos magiares, que la levantaron de nuevo. Sin embargo, un terrible incendio destruyó la ciudad en el siglo XVII.
Reconstruida otra vez, vivió una época de esplendor hasta que los bombardeos en la II Guerra Mundial la devastaron. Pero Sopron resurgió de sus cenizas como ya lo había hecho antes y hoy es una ciudad que combina a la perfección lo antiguo y lo moderno.
Afortunadamente, y a pesar de los avatares de la historia, aún se conservan muchos edificios del pasado más esplendoroso de Sopron, magníficas construcciones medievales y barrocas que hacen de esta ciudad un lugar único en Hungría.
La mayoría de los edificios de interés se encuentran en el interior de la vieja muralla, que no se conserva completa. Un casco histórico de calles estrechas con un inevitable punto de encuentro: la Plaza Mayor.
Aquí es donde se puede admirar el símbolo de la ciudad, la Torre del Fuego. Una torre construida sobre los restos de la muralla romana. Desde ella se hacían labores de vigilancia, para localizar posibles incendios antes de que se extendieran y también para divisar la presencia de soldados enemigos.
Pero los guardias de la torre tuvieron que desempeñar muchas más funciones a lo largo de la historia, desde tocar las trompetas cada cuarto de hora hasta amenizar eventos sociales con su música.
Si tienes ánimos y quieres disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad, solo tienes que subir doscientos escalones para coronar la torre.
No nos movemos de la Plaza Mayor, antiguo foro romano. En su centro destaca la columna de la Santísima Trinidad, una obra barroca para agradecer el final de una terrible peste que asoló la ciudad.
En una de los laterales, reconocible por su balcón cerrado en forma de esquina y su ornamentación, se encuentra la casa Sorno, que alberga una bella y valiosa colección de muebles, piezas de cristal y porcelana, armas y obras de arte atesoradas por la familia durante décadas.
La casa Fabricius, en la que los arqueólogos descubrieron unos baños romanos y otros restos de la época, o la iglesia de la Cabra con su esbelta torre, cierran esta magnífica plaza.
Más allá del centro, hay que visitar el palacio Esterházy, la plaza Széchenyila o la iglesia de San Miguel. Y mención aparte merece la sinagoga medieval, que fue construida en el siglo XII, destruida cuatro siglos más tarde tras la expulsión de los judíos de la ciudad, y reconstruida en los años 60.
Y, como casi siempre, una curiosidad: a Sopron se la conoce también por el apelativo de la “ciudad más fiel”. Sobrenombre más que merecido. Tras la I Guerra Mundial, la ciudad fue asignada a Austria, sin embargo, se dio la opción a sus habitantes de elegir a qué país querían pertenecer. En un referéndum que se celebró en 1921 decidieron que preferían pertenecer a Hungría. Desde luego, mostraron ser mucho más que fieles.
¿Habías oído hablar de Sopron? Una maravillosa ciudad húngara, aunque este país esconde otros muchos tesoros que merece la pena descubrir.
Imágenes: Cameron Rogers, Zsolt Andrasi, Thaler, János Korom Dr.