Distinto a los demás, el desierto Blanco de Egipto es especial. Cuando en la mayoría vemos dunas interminables de arena, en este son las enormes formaciones de piedra caliza las que adornan el paisaje de manera artística. Sí, parecen piezas de arte.
Situado a 45 kilómetros al norte de la ciudad de Farafra, las piedras se formaron por las constantes tormentas de arena que ocasionaron la erosión de la misma, hasta dejar las rocas cretácicas –del material que se utiliza para la tiza.
Las piedras del desierto son tan singulares que podría ser el escenario perfecto para una película de ciencia ficción, algo parecido a un viaje a otro planeta. En el lugar, viven más de cinco mil beduinos (que habitan en desiertos). Para llegar tienes dos opciones: desde Bahariyya o Farafra. Es preferible hacerlo desde la última, para tener una vista mejor y completa del desierto. ¿Nos acompañas?
Farafra
Como punto de partida y ciudad más cercana al desierto Blanco, es ideal que antes de comenzar la excursión la conozcas un poco. En Farafra puedes visitar el museo de Badr, ir al lago de El-Mufid, el manantial termal de Bir Sitta o comprar la artesanía de los beduinos, como suéteres, calcetines y bufandas hechas con lana de camello u oveja.
Formas de las piedras
Una de las razones por la cual este desierto es tan llamativo es por las formas que tienen sus rocas de “tiza”. Algunas son similares a las setas (hongos), camellos, esfinges y pájaros mitológicos, mientras otras simplemente tienen figuras abstractas que te harán pensar: “Esto debe ser obra de un escultor”.
Acampar en el desierto
Lo más recomendable cuando viajes hasta allí es que pernoctes, primero porque es muy común que los viajeros hagan estos y, segundo porque los atardeceres son espectaculares. Cuando comienza a caer el sol los leves rayos reflejan colores naranjas, rosas y azul claro, semejando un paisaje de Marte. Por la noche se torna totalmente blanco, casi imitando a Ártico –pero sin la gélida temperatura–, y el cielo que cubre el desierto se llena de miles y miles de estrellas que se encargan de iluminar el lugar.
¿Cuándo ir?
Durante el verano el clima puede ser muy caluroso y si no estás acostumbrado a más de 35° C, te costará disfrutar del viaje. Desde octubre hasta abril la temperatura es baja, pero durante marzo y abril la noche no es tan fría –como los meses anteriores–, por lo que estos dos meses son perfectos para acampar.
¿Qué te pareció el desierto Blanco? Comenta y comparte con nosotros. Si te ha gustado te invitamos a leer los desiertos más increíbles del mundo I y II.
Imágenes: stttijn, Mr. Theklan, mariusz kluzniak, 98octane, misslishess, Rowan El Shimi.