No hace falta recorrerse toda Noruega para entender el país. Es recomendable, sí, ya que se trata de un sitio precioso, lleno de montañas y fiordos que merecen una visita al menos una vez en la vida. Pero su espíritu lo podemos encontrar en Hamnøy, una pequeña isla pesquera situada en las Islas Lofoten, de las que ya os hemos hablado.
Estas islas se encuentran en el círculo polar ártico y en ellas podemos ver la mezcla perfecta que ha sobrevivido durante años en Noruega entre la naturaleza y el hombre. Y esto lo podemos comprobar haciendo una visita a Hamnøy, el pueblo pesquero con el mismo nombre que la isla.
Hay que saber que Noruega, a principios de siglo, era uno de los países más pobres de Europa, donde la suerte de encontrar petróleo cerca de sus costas le ayudó a convertirse en lo que es hoy en día, uno de los mejores países para vivir del mundo, según muchos estudios. Pero el dinero no ha cambiado la vida de muchos habitantes noruegos, sobre todo los costeros. Allí sigue habiendo pesca, al igual que a principios del siglo XX, aunque en mejores condiciones.
Cambio a mejor pero en contacto con la naturaleza
El dinero ha hecho que los nuevos pescadores que habitan estas zonas vivan mucho mejor, pero no a costa del paisaje, como se ha hecho en otros países de Europa. Las casas siguen siendo de madera y se intenta ser lo más respetuoso posible con la naturaleza. Y Hamnøy lo cumple a la perfección.
Es más, ahora se han conectado las islas mediante carreteras y apenas se ha cambiado el espectacular paisaje de esta región de Noruega. Por todo ello, Hamnøy, además del idílico paisaje que le rodea, representa todo lo que evolucionado el país escandinavo sin destrozar la naturaleza. Un ejemplo para todos que se puede resumir en esta pequeña isla.
Imágenes: Judith.