Los viajeros que pasan varios días en Tánger suelen visitar algunos lugares muy interesantes en las inmediaciones de la ciudad. Uno de los lugares más turísticos de Tánger es la cueva de Hércules. Mi compañera de viaje ya se daba por satisfecha con lo que había visto pero yo prefería conocer la cueva de Hércules aprovechando que podíamos pagar el taxi hasta la cueva entre las dos. Porque, claro, la cueva de Hércules está a unos 20 kilómetros de Tánger y se tarda unos 40 minutos en llegar, ya que está situada a ras del mar, en unas preciosas grutas. ¿Nos acompañas a conocerla?
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Cómo llegar a la cueva de Hércules en Tánger
Subimos a un grand taxi —en Marruecos los petit taxi se desplazan únicamente por el centro de la ciudad, mientras que los grand taxi lo hacen por las inmediaciones— que nos costó a las dos 60 dirhams (6 €). Muy barato para muchos de nosotros que vivimos en países donde los taxis son carísimos. Ya solo durante el camino a la cueva nos dimos cuenta de que esta pequeña excursión valía la pena. Al poco de salir de Tánger, algunas de las imágenes costeras ya eran de postal.
La épica cueva
Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que eso no era como la medina. Estaba, de hecho, pensado por y para el turismo. Contaba con un restaurante, baños, tienda de recuerdos e, incluso, una tienda de artesanías en la roca.
Normalmente se supone que el precio de la entrada a la cueva de Hércules es de 30 dirhams, pero ese día —era martes— por alguna extraña razón la entrada era libre. Nos impactó que casi todos los visitantes fueran marroquíes. De hecho, estaba lleno de gente y todos eran residentes en Marruecos. Puede que fuera el día libre o algo así.
Nos adentramos en las grutas de la cueva de Hércules y vimos la leyenda ahí, frente a nosotras. Según lo que se cuenta, se puede ver el mapa de África en la forma que dibuja la salida al mar de la cueva. Fue toda una experiencia.
Al salir, preguntamos dónde podíamos coger un taxi y probamos un medio de transporte diferente: el microbús. Nos costó 20 dirhams a cada una. Íbamos con otras 6 personas en asientos individuales pero fuimos a gusto. Fue un espectáculo curioso montarse tanto en taxi como en microbús, ya que las primeras veces pasas bastante miedo debido al tipo de conducción en Tánger. No me extrañaría que pusieran relicarios en los taxis para rezar en algunas de las rotondas de la ciudad.
¿Quieres conocer una historia de un viaje a Tánger en solitario en el que visitamos la cueva de Hércules, la medina y muchos otros rincones? Si es así, ¡Disfruta, viajero feliz!
Imágenes: Noelia Poblete García , Alex Bayorti .