Venecia es el parque temático por excelencia del turista, pues son tantos los monumentos que se concentran en una superficie tan limitada que cuando tenemos la ocasión de visitarla nos encontramos desorientados entre tanta belleza.
Hoy, nos centraremos en uno de los iconos de Venecia junto a sus canales y góndolas absolutamente deslumbrantes, la reina de la plaza más famosa del mundo: la Basílica de San Marcos.
La Basílica de San Marcos, lo que la belleza esconde…
Para admirar esta suntuosa basílica nos dirigiremos a su homónima Plaza de San Marcos. Apenas entramos, de inmediato sus brillantes colores, sus cinco majestuosas cúpulas, esculturas, pináculos y demás decoraciones que adornan la fachada de la basílica atrapan inevitablemente nuestra atención hasta casi embrujarnos.
En la Catedral de San Marcos podemos encontrarnos con una armoniosa mezcla entre los estilos bizantino y fatimí, el estilo arquitectónico que une los distintos estilos orientales como el sirio, el persa e, incluso, algo de la influencia de la Arquitectura Omeya que tiene su mayor ejemplo arquitectónico en España, en la Mezquita de Córdoba.
Como ves, la Repubblica della Serenissima, antiguo estado que unía toda la zona noroeste italiana y parte de lo que hoy es Eslovenia, Croacia y hasta Bosnia cuya capital era Venecia, no quiso escatimar ni en recursos ni en materiales para ensalzar su poderío.
Si el exterior te deja prácticamente sin palabras no creas que el interior decepciona, pues continua el lujo y la exageración. Tanto es así que muchos la llaman la Catedral de Oro por el predominante color dorado de sus mosaicos que recuerdan mucho a Santa Sofía de Estambul. De hecho, muchos de los materiales empleados en la construcción provienen del expolio de Constantinopla. Para que no te pierdas nada te sugiero sigas el siguiente itinerario…
Una vez dentro de la basílica seguirás el recorrido turístico que te permite pasear por las distintas naves que componen el templo, pero primero debemos pasar por la taquilla y pagar la entrada que da acceso al Tesoro de San Marcos. Este Tesoro es el ajuar de la basílica compuesto por 283 piezas divididas en cuatro categorías. Estas piezas provienen, en su mayoría, de Constantinopla.
Otro espacio de este recorrido lo debemos destinar al Museo de San Marcos. En él podrás admirar de cerca los mosaicos del nivel superior del atrio, la espléndida cuadriga y los tapices. Para terminar, debes subir a la terraza desde la que podrás admirar las impresionantes vistas sobre la plaza: el Palacio Ducal, el muelle y la Isla de San Jorge que era el antiguo corazón de la ciudad.
Para finalizar el recorrido, nos dirigiremos al altar para contemplar, en primera instancia, la preciada Pala d’Oro, Retablo de Oro. Se trata de un lienzo de oro en el que se han repujado una serie de pasajes de la vida del patrón de la ciudad, San Marcos, y otras del Pantocrátor que honran los restos del santo evangelista que descansan justo detrás de este hermoso retablo.
Esto es lo que nos consta oficialmente, aunque hay quien afirma que los restos que yacen tras esta espectacular obra pertenecen a otro ilustre y mítico personaje cuya historia, sobre todo su muerte, se encuentra envuelta en un gran misterio: Alejandro Magno.
Esta teoría nace del hecho de que el cuerpo del santo apareció en la misma ciudad que Alejandro Magno. Justo cuando desaparecieron los restos del mítico héroe, este se convirtió en un objeto de máximo interés, adquiriendo un valor incalculable y siendo fruto de innumerables saqueos. Fue por esto por lo que fue transportado por comerciantes venecianos bajo la identidad del santo.
¿Qué te parece? Ahora ya tienes un motivo más para entrar en la Basílica de San Marcos o deberíamos decir la Basílica Magna…
Cuéntanos tu opinión y no te pierdas tampoco la increíble basílica de Santa Cruz en Florencia.
Imágenes: SariChile, Jordi Serra Molgó, CICERUACCHIO, Grace, Carlos Buenaventura,