Siempre se ha dicho que para viajar hacer falta tiempo, dinero y fuerzas para hacerlo. Sin embargo, y como seguramente habréis podido comprobar, la mayoría en ninguna fase de nuestras vidas tenemos las tres cosas al mismo tiempo. Cuando somos jóvenes nos falta dinero, cuando somos adultos nos falta tiempo y cuando somos mayores nos faltan fuerza e incluso ganas. Como es obvio, esto no es cierto, ya que si fuera así solo los ricos de cuna podrían viajar. Sin embargo, muchas veces nos engañamos a nosotros mismos postergando viajes que al final no hacemos nunca.
5 excusas que te están impidiendo viajar
“No tengo dinero suficiente”
“Ahora no tengo dinero, quizá el año que viene, si ahorro, puedo tener más. Sí, el año que viene haré un gran viaje”. La historia de esta frase suele acabar, invariablemente, en que al año siguiente vuelves a replantearte una prórroga del viaje por lo mismo, salvo que de verdad hayas decidido tomarte unos meses de ahorro para hacer realidad el viaje de tus sueños.
Y no, esto no suele suceder. Además, viajar es caro únicamente si de verdad necesitamos comer y dormir en sitios lujosos. Si lo que queremos es conocer ciudades y a la gente de esas ciudades, actualmente hay muchas alternativas para no gastar más de lo que gastamos en nuestro día a día.
“Tengo trabajo, no puedo dejarlo así como así”
Si hablamos de viajes cortos, esta no es una excusa. Existen las vacaciones, al menos todavía, por lo que esta excusa es fácilmente desmontable. Si hablamos de viajes más largos, es cuestión de ver los pros, los contras y arriesgarse. Un viaje de este tipo es una experiencia inolvidable que quizá no vuelvas a repetir en la vida. ¿Merece la pena dejar un trabajo por una experiencia así?
En mi opinión, sí, ya que además el viaje te aportará cosas que podrás utilizar en tu vida profesional y que seguramente te ayuden a encontrar un trabajo mejor en el futuro. Además, ahora con internet existen posibilidades reales de trabajar a distancia. Obviamente, esto depende del trabajo en cuestión, pero si tienes esta posibilidad, ponla en práctica. O, al menos, discútela con tu jefe o jefa.
“Tengo responsabilidades”
Si nos referimos al tema de pagar facturas, volvemos al tema del dinero y es una razón más para comprobar como prácticamente gastamos lo mismo estando en casa que viajando. En todo el mundo se pagan facturas, por lo que mejor pagarlas disfrutando. Sí, lo sé, no hay que ser un ingenuo tampoco y pensar que nos podemos ir de un día para otro dejando pufos económicos. Pero, lo de las facturas es algo que se puede arreglar si de verdad queremos viajar.
Otra cosa son las responsabilidades familiares, es decir, tener niños a cargo. Hay familias que viajan con ellos educándoles en los meses que no pueden ir al colegio. Sin embargo, esta es una opción que no todo el mundo contempla y en ese caso, poco se puede hacer.
“Hay países muy peligrosos, mejor me quedo en casa”
Claro que hay países muy peligrosos. Normalmente, suelen ser aquellos que están en guerra o tienen conflictos armados no reconocidos. La solución es no viajar a estos países y una llamada al Ministerio de Exteriores nos ayudará a saber por dónde no debemos pasar. Sin embargo, son minoría. En la gran mayoría de países no debemos temer por nuestra seguridad más que en una gran ciudad europea. Sí, hay barrios muy peligrosos en algunas ciudades, pero esto se vuelve a solucionar con información. Con no ir a sitios específicos basta.
“Dejar a la familia y amigos tanto tiempo…”
¿Por qué no? Salvo causas de fuerza mayor seguirán estando ahí cuando vuelvas. Además, las nuevas tecnologías nos permiten estar comunicados al instante en cualquier lugar del mundo. No vas a cortar la relación. Asimismo, cuando vuelvas seguro que te sabrán mejor las cervezas en las terrazas con ellos, así que son todo ventajas. No lo dudes, vete y cuéntaselo luego.
Y si lo has hecho ya, ¡cuéntanoslo en los comentarios! ¿Te apetece empezar por Sao Paulo?
Imágenes: Miroslav Krejcirik, 401(K) 2012, Anthony Auston, 401(K) 2012, Chris Jones, orse.