Vamos a visitar uno de los castillos españoles más imponentes y con una historia más interesante, el de Ponferrada, en León. Una bella edificación levantada por la Orden de los Templarios en el siglo XII y cuyos muros aún son capaces de recordar una época de caballeros, intrigas y luchas de poder.
El castillo de Ponferrada: la huella de los templarios
En 1178 los entonces poderosos caballeros templarios recibieron como donación de los reyes de León la villa de Ponferrada. En lo que al parecer había sido un castro celta y un posterior fuerte romano, ellos realizaron obras de ampliación para levantar una fortaleza que sirviera de defensa del ya transitado Camino de Santiago.
Fue la primera, pero lo cierto es que a lo largo de los siglos el castillo sufrió innumerables obras y remodelaciones que le hicieron crecer, reforzarse y convertirse en una de las fortalezas más inexpugnables de Castilla.
Casi se puede decir que el castillo de Ponferrada sufrió durante siglos casi tantas obras como dueños tuvo. Y es que, tras disolverse la orden del Temple a principios del siglo XIV, el castillo pasó al infante Felipe, hermano del rey Fernando VI.
Más tarde quedaría en manos del mayordomo mayor de Alfonso XI, Pedro Fernández de Castro, cuya familia apenas lo conservó cien años. Después sería propiedad del primer conde de Lemos para pasar de nuevo a la Corona y más tarde al marqués de Villafranca de Bierzo. Y cada nuevo señor añadió algún elemento a la fortaleza: torres, líneas defensivas, estancias…
El castillo soportó guerras, intrigas, cambios de dueño… pero no pudo con la Guerra de la Independencia. En 1811 se ordenó la voladura de la fortaleza interior para evitar que las tropas francesas la ocuparan. Años después, el ayuntamiento de Ponferrada utilizaría las piedras del castillo para levantar edificios municipales e incluso comenzó a venderlas casi sin control.
De orgullosa fortaleza, morada de reyes y nobles, a escombrera. Pero afortunadamente no era ese el destino final de esta magnífica construcción. La sensatez, aunque tarde, llegó y el castillo fue declarado Monumento Nacional en 1924. Tres décadas más tarde comenzarían las obras de reconstrucción que le devolvieron, al menos, parte de su antiguo esplendor siguiendo la documentación que sobre el edificio se tenía.
Ya conocemos su historia. Pero, aunque pueda dar esa impresión, el castillo de Ponferrada no decepciona. Aún se puede contemplar el recinto amurallado y sus 8.000 metros cuadrados dispuestos en forma de D. También se distinguen las diferentes líneas defensivas construidas a lo largo de su historia y entre ellas, sus torres: la del Homenaje, la de Moclin, la de Cabrera o la de Malvecino. Y, por supuesto, su magnífica portada, flanqueada por dos esbeltos torreones.
Visitar el castillo de Ponferrada es como retroceder en el tiempo para hacer un apasionante recorrido por la historia de España. Y ya que estás en León, un consejo: no dejes de visitar un paraje de una belleza excepcional como son Las Médulas.
Imágenes: Elentir, PACO POMARES, Davidh820, Víctor Gómez