Francia tiene una gastronomía legendaria. Viajar a Francia y no disfrutar de su cocina es un despropósito que esperamos no cometas. Los grandes protagonistas de la comida típica de Francia son el vino y el queso, ambos con orígenes medievales, pero naturalmente hay muchísimo más. Hoy en El Viajero Feliz te traemos los 10 platos franceses que no debes dejar de probar.
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Comida típica de Francia: breve introducción
La antigua cocina francesa tuvo grandes influencias italianas, pero ya en el siglo XVII comienza a despegar de manera más personal. Tanto es su calidad y derroche de sabor y creatividad que la Unesco sumó la comida típica de Francia a su lista de patrimonios culturales inmateriales en 2010. Lo cierto es que cada región aporta sus propios ingredientes y métodos de cocina, lo mismo cada temporada del año y cada comida del día, sea el desayuno, el almuerzo o la cena. A eso sumemos las bebidas y los postres. Esperamos que ya tengas antojos, pues aquí conocerás 10 platos típicos de Francia deliciosos y emblemáticos.
10 platos típicos de Francia que debes probar
1. Raclette
La base de una raclette por supuesto es el queso. Se pueden utilizar otros tipos de queso como el queso emmental o gruyere, pero lo ideal es hacerlo con el auténtico queso raclette (queso de Suiza que se hace con leche de vaca). La raclette es un plato ideal para los días fríos de invierno. Es claramente invernal porque además de ser muy rico y alimenticio, requiere tener una fuente de calor intensa en la mesa o cerca de ella. Consiste básicamente en queso fundido vertido sobre patata cocida. El origen de la palabra raclette es el verbo francés racler que significa «raspar». Originalmente, se acercaba un queso entero de raclette a una fuente de calor para que este se derritiera por encima, igual que con los masmelos.
Con la ayuda de una espátula de metal se raspaba la superficie del queso para retirar la cantidad justa de queso fundido y ponerlo encima de la patata. En la actualidad son muy populares las racleteras eléctricas. La racletera se instala en mitad de la mesa siendo responsabilidad de cada uno el poner su propio queso y retirarlo cuando esté en su punto. ¡Un gran plan en familia o amigos!
2. Foie grass
Entender el origen del foie gras no es tan sencillo, pues es un producto alimenticio que proviene de un delicado proceso con el hígado de un pato o ganso que ha sido especialmente sobrealimentado (detalle que alarma a los ambientalistas). Para la producción de foie gras se utilizan aves acuáticas migratorias, puesto que estas tiene una capacidad natural para acumular grasa en el hígado, sin enfermar, la cual posteriormente emplean para sus largas migraciones. El resultado es un sabroso paté que es exquisito untado sobre pan. En el siglo XIX, gracias a los procesos de esterilización, se creó una industria. Ya desde ese momento se le considera patrimonio cultural de Francia.
3. Ratatouille
El ratatouille es de los platos típicos de Francia, propio de la zona de la Provenza. El ratatouille es sin duda uno de los máximos exponentes de los aromas y texturas mediterráneos. Su preparación consiste en guisar con aceite de oliva tomates, ajo, pimientos, cebollas, berenjenas y calabacín, previamente limpiados y cortados en pedazos. Es un plato vegetariano en el que, al tratarse de una receta elaborada con productos de la tierra, la materia prima interpreta un papel importante en el resultado. Es por ello que el mejor momento para preparar ratatouille es en verano, cuando estos están en su máximo esplendor.
4. Coq au vin
El coq au vin, o gallo al vino como diría su traducción al español, es una comida típica de Francia en el que tradicionalmente se usaba un gallo y tardaba mínimo un día y medio entre marinarlo y cocinarlo. Hasta finales del siglo XX, muchas familias de las áreas rurales de Francia tenían, además de gallinas por sus huevos y carne, un gallo para la reproducción. Cuando este estaba muy viejo para seguir cumpliendo con sus funciones, era tradición prepararlo de esta manera. La carne de gallo viejo es dura y fibrosa, así que marinarla y cocinarla lentamente en vino ayudaba a suavizarla y hacerla más comestible y rica.
En la actualidad sigue siendo es un platillo muy representativo de la gastronomía francesa, pero ha cambiado bastante. Ahora debería llamarse «poule au vin» porque ya casi nadie usa un gallo, sino un pollo para prepararlo.
Una de las leyendas más populares sobre este plato cuenta que cuando Julio César conquistó los territorios que posteriormente serían Francia el pueblo debía presentarle una muestra de respeto. Como insulto se le ofreció un gallo viejo (que es la carne más dura). Sin embargo, el cocinero del César lo preparó en vino (muy popular entre los romanos) y quedó delicioso.
5. Crepes
La crepe en Francia no solo es un plato, es una institución. La palabra crepe viene del latín crispus (significa crespo, ondulado). «Faire sauter la crepe» es la expresión popular con la que se denomina al salto en el aire que da la crepe mientras se fríe. Las crepes Suzette, las clásicas, son un postre espectacular digno de su inmensa fama. Como tantos otros platos tiene una historia controvertida, en la que se confunde realidad y leyenda. Unos creen que el plato lo inventó M. Joseph en el restaurante Marivaux de París en 1897. Se dice que por aquellas fechas se representaba en la Comedie Francaise una obra en la que una de las actrices, llamada Suzette, aparecía con crepes en el escenario en un momento determinado.
6. Macaron
Los macarons son esas delicias llenas de color, suaves y dulces y rellenas de cremas de distintos sabores. Hay pastelerías especializadas en ellos y sus creadores son verdaderos artista. Tienen una técnica de repostería que cuesta bastante aprender. El macaron consiste en una galleta hecha de clara de huevo, almendra molida, azúcar glas y azúcar, crujiente por fuera y blando por dentro.
Aunque no esté muy claro el origen exacto de este bonito dulce, parece ser que surgió durante el Renacimiento. La reina Catalina de Médici ofreció los macarons a todos los invitados de la boda del duque de Joyeuse en París en el año 1581. En sus principios este dulce constaba de una única cara y, según la leyenda, fueron los franceses quienes le dieron la forma que conocemos actualmente.
El macaron que conocemos en la actualidad es el macaron gerbert, creado en el año 1880 en el barrio parisino de Belleville. Se expandió al público mediante el salón de té Pons del Barrio Latino de París y la famosa casa Ladurée, que aún existe y que a mediados del siglo XX les dio un tono u otro de color según su sabor. Esta fue la pastelería que inventó el macaron tal y como lo conocemos actualmente.
7. Gratin dauphinois
Le gratin dauphinois, es un clásico indestronable y una comida típica de Francia. Este, a pesar de ser un acompañamiento, ha sido protagonista siempre. Le gratin dauphinois, como su nombre indica es originario de la provincia del Dauphiné, una provincia del suroeste que pertenece al consejo regional de Rhône-Alpes et Provence-Alpes-Côte d’Azur. Se hace mención «oficialmente» del gratin dauphinois el 12 de julio de 1788 durante una cena ofrecida por el Duque de Clermont-Tonerre, Charles-Henry, a los oficiales municipales de la ciudad de Gap. Probablemente el gratin dauphinois sea una de las mejores formas de comer patatas gratinadas del mundo.
8. Quiche Lorraine
El quiche Lorraine es considerado un plato estrella de cualquier celebración, es muy fácil de preparar y es deliciosa tanto fría como caliente. Esta tarta salada recibe su nombre de la región francesa donde nació. Se puede preparar con muchos ingredientes aunque la versión clásica lleva bacon ahumado y queso gruyère. La palabra aparece por primera vez en Nancy, capital de Lorena, en 1605. En un principio, el relleno se componía solo de huevos y crema de leche o nata fresca.
9. Soupe à l’oignon
La soupe à l’oignon (sopa de cebolla) es considerado un «plato de pobre». Tiene su raíz en los obreros de las granjas, ya que la cebolla era barata y crecía fácilmente sin mucha necesidad de atención. Hay escritos del siglo XIV que describen cómo se vertía el caldo con la cebolla cocida sobre una rebanada de pan duro, remojando y ablandándolo al mismo tiempo. La soupe à l’oignon adquiere su rasgo glamoroso actual, según la leyenda, cuando el Rey Louis XV, tarde en la noche en una de sus cacerías, descubre que en la cocina solo hay champagne, mantequilla y cebollas. Cocinó los tres ingredientes e hizo así la primera sopa de cebolla francesa.
Hoy en día la soupe à l’oignon es un plato que se come en todas las brasserie de París. Es conocido como el plato típico de los artistas y clientes de los teatros y cines. Ellos al salir muy tarde en la noche (o muy temprano en la madrugada) de los espectáculos suelen reunirse en las brasserie para tomar una sopa de cebolla con una copa de vino o champagne.
10 . Croissant
No pensamos en otra cosa que no sea Francia cuando nos preguntamos sobre origen del croissant. Sin embargo, Austria es su país de nacimiento. Se cree que es el kipferl el antepasado del croissant. Este es un pastel de dulce en forma de media luna hecho con nueces, cuya historia se remonta al siglo XIII. Entonces, ¿por qué todos creemos que el croissant es francés? La polémica y trágica reina de Francia María Antonieta, quien también era archiduquesa de Austria, consumía los kipferl en sus desayunos y bautizó este producto como «croissant» en francés. Esto lo hizo famoso en la alta sociedad francesa.
El croissant en hojaldre, como lo conocemos hoy en día, tiene una historia más política y épica de la que cualquiera pensaría, pues se creó como una referencia a las banderas otomanas para celebrar la derrota de los turcos por las fuerzas cristianas. Este era un honor para los panaderos, pues fueron ellos quienes impidieron la entrada de los turcos por debajo de la ciudad dando alarma a las autoridades cristianas en 1683. Heroico pancito.
Gracias por acompañarnos en este viaje por la comida típica de Francia. Esperemos que a tu llegada a este precioso país ya sepas qué puedes empezar a comer, pues la oferta es deliciosa y muy variada. ¡Feliz viaje! Déjanos tus comentarios.
Comida típica de Francia en vídeo:
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