La gastronomía es uno de los elementos más destacables dentro de todos los que definen la cultura de un país. Algunas cocinas del mundo se han hecho tan famosas, que hacen casi de embajadoras de sus respectivos países. ¿Quién no ha probado una vera pizza italiana y ha deseado irse a vivir a Italia para siempre?
¡Qué suerte tienen los italianos, creadores de platos tan famosos y deliciosos como la ya mencionada pizza, el tiramisú, los helados, el risotto o la pasta! La gastronomía italiana es una de las más reconocidas mundialmente y, aprovechando la escapada a Roma de 4 días que hicimos durante el puente de Mayo, nos decidimos a probar un tour gastronómico de la mano de Eating Italy Food Tours. ¿La experiencia?… 100% recomendable.
Gastronomía Italiana auténtica
El lunes 4 de mayo a las 11h de la mañana estábamos listos para empezar con el Taste of Testaccio Food Tour. La ruta partía de una antigua plaza de mercado del barrio romano de Testaccio, epicentro desde la antigua Roma de la venta de víveres a toda la ciudad. Allí nos encontramos con el que sería nuestro guía, Domenico, un estadounidense de ascendencia italiana que decidió volver a la tierra de su familia. ¡Todo un crack!
La visita guiada se realiza a pie, dura unas 4 horas y en ella descubres 7 establecimientos míticos del barrio en los que tienes la oportunidad de disfrutar de la gastronomía local y nacional. Pero una gastronomía auténtica, no turística, en el tour visitamos lugares en los que resulta difícil encontrar gente de fuera de Roma. Así lo atestigua la advertencia que nos hizo Domenico al comenzar: «En este barrio podemos encontrar dos clases de turistas, la primera clase sois vosotros que venís a este tour y la segunda son turistas que se han perdido».
«Probando» Italia paso a paso
Primero fuimos a Barberini, una cafeteria en la que pudimos probar un cornetto (un croissant a la italiana) recién hecho y un tiramisú delicioso. En esta cafetería nos explicaron que los Italianos sienten tanto respeto por el ritual de beber café, que si pides un Cappuccino pasada la hora de comer, sabrán inmediatamente que eres un turista y los locales más puristas pueden incluso negarse a servírtelo. ¡El Cappuccino siempre antes de comer!
Después nos tomamos un trozo de pizza margherita y otro de focaccia en la que está considerada la 3º mejor pizzería de toda Roma, la Volpetti Più, una pizzería «al corte» en las que además de pizza puedes comprar otros manjares italianos artesanalmente preparados. En ella también probamos un supplì, una especialidad romana. Los supplì son bolas de arroz de risotto que contienen en su interior un trozo de mozzarella. Estas bolas se rebozan y se fríen, haciendo que al morderlos la mozzarella se deshaga en la boca. Suena delicioso, ¿verdad?
Un poco más tarde visitamos la tienda de alimentación Volpetti, de los mismos propietarios que la Pizzería, en la que pueden encontrarse productos típicos de la gastronomía italiana y en la que probamos queso Pecorino, queso Parmigiano, jamón de parma y salami. Conocimos a Emilio, uno de los hermanos Volpetti, que abrió esta tienda hace más de 40 años, todo un «superhéroe» de la gastronomía que nos aconsejó sobre quesos y embutidos para llevar de regalo a nuestras familias.
Un pequeño descanso
En este punto ya habíamos saciado parte de nuestras ganas por «comernos» Roma, por lo que el guía aprovechó para llevarnos a visitar uno de los cementerios más antiguos y bonitos de la ciudad que se encuentra en ese barrio: el cementerio protestante de Roma. Allí vimos la tumba del poeta inglés John Keats y conocimos su curiosa historia, también visitamos la pirámide Cestia, tumba de un pretor romano llamado Cayo Cestio y que fue construida en el año 12 aC. ¡Precioso!
Seguimos con el tour gastronómico
Tras este parón, nos dirigimos al mercado del barrio, en el que la mayoría de establecimientos son familiares y llevan pasando de padres a hijos durante muchas generaciones. Allí preparamos una deliciosa bruschetta di pomodoro, una tostada de ajo con tomates aliñados con aceite de oliva y mezclados con un poco de rúcula. Después nos dieron a probar la ensalada italiana más famosa, la insalata caprese, que lleva tomate, mozzarella de búfala y albahaca (con los colores de su bandera: rojo, blanco y verde ;)). Antes de salir del mercado, paramos en un puesto de comida típica siciliana y probamos sus exquisitos cannoli. Un cannolo es un dulce hecho con una masa enrollada frita que se rellena con queso ricotta, al que se da normalmente sabor avainillado. Se suele decorar sus extremos con frutos secos, con chocolate o con fruta confitada.
Antes de la que sería la comida principal del día, nos acercamos a ver el antiguo matadero de Testaccio. Aunque ahora está en desuso, fue el matadero más grande de toda Europa. En la actualidad aloja un museo, una escuela de música y un campus de la universidad. El matadero fue crucial en el desarrollo del barrio ya que muchas familias trabajaban allí y subsistían gracias a las sobras que la empresa daba a sus empleados.
Debido a que normalmente sobraban las partes del animal que menos gustaban a los ricos, las familias de Testaccio tuvieron que ingeniárselas para cocinar de forma apetecible partes como la lengua, las tripas o la cola de buey, por ejemplo. Así surgieron platos tradicionales como son la trippa alla romana o la coda a la vaccinara.
Nos acercábamos a las dos del medio día y a pesar de llevar comiendo toda la mañana seguíamos «guardando un hueco» para el plato fuerte del tour: el restaurante Flavio al Velavevodetto, un restaurante con forma de cueva excavada en el monte Testaccio. Testaccio no es una montaña natural, sino que ha sido creada a lo largo de los siglos a partir de los trozos de las ánforas que llegaban en barco hasta el mercado de Testaccio.
En este restaurante pudimos probar tres tipos de pasta romana distinta: pasta carbonara, pasta cacio e pepe y pasta amatriciana. Por supuesto tampoco faltaron los vinos rosso y bianco en la mesa. Todos los participantes en el Tour aprovechamos para conocernos un poco más y compartir experiencias viajeras mientras disfrutábamos de la deliciosa comida.
Una dulce despedida
Pero todo lo bueno se acaba y ya sólo nos quedaba un local que visitar en nuestro mapa: La heladería Giolitti, una heladería artesanal, tradicional, nada turística pero por supuesto con unos helados maravillosos, de hecho está considerada como una de las mejores heladerías de Roma después de más de un siglo de historia. En esta heladería nos enseñaron a diferenciar un verdadero gelato italiano de una de las imitaciones para turistas que venden en la mayoría de las heladerías de Roma. ¿Quieres saber cómo distinguirlo? Entonces te aconsejamos que te acerques a conocer esta heladería y te tomes uno de los suyos en la terraza.
Esperamos que te haya gustado este artículo. Si viajas a Roma te aconsejamos que antes de pararte a comer en un local, compruebes que es un local que sirve verdadera comida italiana, a veces las apariencias engañan y puedes acabar pagando un precio de oro por un plato de pasta y una pizza que no tienen nada de italianas.
Si quieres que unos verdaderos maestros de la gastronomía te enseñen a a descubrir la auténtica comida romana ya sabes que puedes contar con Eating Italy Food Tours.
Créditos fotográficos: Eating Italy Food Tours