Ya está aquí el momento más esperado del año por los amantes de la nieve. Comienza la temporada de esquí, que este año muchos aguardan con más ganas que nunca. Después de que se truncara en 2020 y de que en 2021 se desarrollara condicionada en parte por las restricciones debido a la pandemia, esta se presenta a priori como la temporada más “normal” de los últimos años, gracias al avance en la lucha contra el virus que han supuesto las vacunas.
Vuelven, por tanto, los viajes de esquí, y con ellos la posibilidad de pasar unos días de ensueño haciendo lo que nos gusta: disfrutar del deporte y de los espectaculares paisajes que nos brinda la montaña.
En este sentido, esquiar en Andorra sigue siendo una apuesta segura. Andorra es un microestado soberano, con unos 80.000 habitantes y 468 kilómetros cuadrados, uno de los países más pequeños del mundo. Durante muchos años, se ha asociado a las compras, pero cada vez más españoles saben que es un fabuloso destino de montaña.
Y es que, como es lógico por su situación geográfica, Andorra dispone de unas magníficas pistas de esquí. Enclavada en plenos Pirineos, con un relieve montañoso que incluye 65 picos de más de 2500 metros de altitud y con una altura media sobre el nivel del mar que roza los 2000 metros, gran parte de los nueve millones de visitantes que recibe cada año buscan sus estaciones de esquí.
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Esquí en Andorra, el deporte nacional
Dicen que el deporte nacional en Andorra es el esquí. Es lógico: con tanta nieve y unas pistas extraordinarias, gran parte de la población practica este deporte. Y por eso, Andorra La Vella, capital del Principado, se ha postulado en alguna ocasión para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno. En total, el Principado ofrece más de 300 kilómetros para que el esquiador dé rienda suelta a su pasión y se deslice libremente pendiente abajo.
Todo en Andorra está pensado para el deleite del esquiador, y ya hacen la cuenta atrás para el arranque de la temporada. Grandvalira, la estación más grande del Principado, abrirá el próximo 3 de diciembre, a punto para el gran puente y para los días de Navidades, que asoman ya a la vuelta de la esquina.
Se trata de una estación con nada menos que 210 kilómetros de pistas, a las que se llega a través de seis accesos distribuidos a lo largo de la carretera general, siguiendo el curso del río Valira.
Además de estar especialmente preparada para el esquí alpino, la de Grandvalira es una estación que ofrece todo un abanico de actividades alpinas. Un espacio en el que poder disfrutar de experiencias únicas, desde excursiones con raquetas por los parajes más fascinantes del lugar hasta largos paseos en trineos tirados por perros, pasando por trepidantes carreras en motos de nieve.
En este sentido, juegan un papel fundamental las actividades de aventura, concentradas en el sector de Grau Roig y en los sectores de El Tarter y Canillo.
Por su parte, Pas de la Casa es un sector especialmente recomendable para ir con niños. Se trata del sector más alto de la estación y el más próximo a la frontera con Francia. Además, también fue el primero de Grandvalira en entrar en funcionamiento, en 1956, y ofrece año tras año una gran calidad de la nieve y unas amplias laderas capaces de hacer las delicias del más pintado.
Muchos de sus apartamentos y hoteles están a pie de pista, lo que facilita mucho la visita. Además, cuenta con un circuito infantil especialmente diseñado para los más pequeños por Imaginarium: el Bosc Encantat, que recrea un bosque propio de un cuento de hadas.
A pesar de ser un sector muy recomendable para los niños, en Pas de la Casa podrán encontrar pistas los esquiadores de todos los niveles. No en vano, el puerto de Envalira, a 2.408 metros de altitud, ofrece descensos por tres pistas de varios grados de dificultad: azul, roja y negra, solo apta para esquiadores expertos.
Además de esquiar… ¿qué hacer en Andorra?
Aunque el principal atractivo del Principado sean sus pistas de esquís, Andorra tiene mucho más que ofrecer, y podrás aprovechar la visita para descubrirlo. Por ejemplo, un entorno natural inigualable, gracias a un relieve muy montañoso ideal para los amantes del deporte de aventura.
La cima la encontrarás en el pico de Comapedrosa, a 2.946 metros sobre el nivel del mar, pero este paraje montañoso de pinos y abedules genera un hábitat único atravesado por ríos y cursos de agua, con tres ríos principales: el Valira del Norte, el Valira de Oriente y el Gran Valira.
Esta orografía tan abrupta da lugar también el Valle de Madriu-Perafita-Claror, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2004. Se trata de un valle glaciar al sudeste del Principado, con casi 12 kilómetros de extensión y dispuesto en forma de U, ideal para practicar senderismo.