Fue un recinto sagrado fabuloso, de dimensiones colosales. Siglos después de su construcción, y también de su destrucción, el templo de Apolo en Dídima (Turquía) sigue impresionando a quien llega hasta él. ¿Te atreves a viajar al pasado con nosotros?

El templo de Apolo en Dídima, un oráculo impresionante

En sus tiempos de esplendor, este templo llegó a ser el segundo oráculo del mundo griego, tras el de Delfos. Hasta aquí llegaban miles de peregrinos que buscaban respuestas y que no dudaban en pagar un buen precio por ellas o en dejar cuantiosos regalos y ofrendas.

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Un templo que tuvo, y todavía tiene, un aspecto y un tamaño apabullantes. Incluso estando en ruinas, uno se siente diminuto ante sus imponentes medidas: 120 metros de largo por 60 de ancho. Pero lo que realmente sobrecoge son sus interminables columnas, de las que hoy en día solo quedan tres en pie, pero sirven para hacerse una idea de lo que fue este templo.

Intenta imaginarlo…este recinto sagrado estuvo sostenido por 122 columnas jónicas de casi 20 metros de altura y dos metros de diámetro en su base ¡Son realmente impresionantes! Se necesitan varias personas para poder abrazarlas por completo.

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Pero realmente, todo en él debió de ser magnífico. Su arquitrabe estaba profusamente decorado con motivos vegetales, leones y terroríficas cabezas de medusas, de hecho, aún hoy se puede contemplar alguna una de estas fantasmagóricas figuras.

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El interior era algo más modesto, un inmenso patio con un pequeño templo en su interior que es donde los adivinos “encontraban” las respuestas que los peregrinos que llegaban hasta aquí venían buscando.

Aunque anteriormente ya hubo otro templo en este lugar, destruido por los persas, se cree que el que hoy se puede contemplar comenzó a construirse alrededor del 330 a.C. tras una visita de Alejandro Magno. Dos de los arquitectos más prestigiosos de la época, Dafnis de Mileto y Peonio de Éfeso fueron los encargados de diseñar este magnífico templo.

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Lo curioso es que después de varios siglos de trabajo, el recinto no estaba finalizado y, de hecho, no se llegó a acabar nunca. Con la llegada del cristianismo y el paso de los siglos, el lugar quedó abandonado.

Y no podemos abandonar el templo de Apolo sin contar una pequeña curiosidad ¿Sabes que significa Dídima? Significa gemelos. Apolo era hermano gemelo de la diosa Artemisa, que tuvo su propio templo (incluso más impresionante que este) en la cercana ciudad de Mileto. Ambos estuvieron conectados por una especie de vía sagrada, que recorrían los peregrinos que llegaban hasta aquí.

¿Habías oído hablar de este magnífico lugar? Si te gusta la historia antigua no dejes de visitar Delos, te va a encantar.

Imágenes: Rui Ornelas