Korcula es una maravillosa isla croata. Bañada por aguas del mar Egeo, los griegos la llamaron “Corfú negro” por su densa vegetación. Korcula es una isla de olivos y viñedos, de pequeñas calas y pueblos de pescadores. Una isla con su propia leyenda, la que nos cuenta que aquí nació un viajero incansable: Marco Polo.
Korcula, la isla de Marco Polo
Cualquier recorrido por la isla debe comenzar en la ciudad de Korcula, que también tiene su apodo. Hay quien la llama la “pequeña Dubrovnik”. ¿La razón? Su aspecto, el de un recinto amurallado por el que sobresalen tejados rojos. Esta es una hermosa ciudad medieval de calles estrechas y edificios blancos rodeados por una muralla de la que, lamentablemente, solo se conserva una parte y algunas torres.
Es curiosa la estructura urbana de la parte antigua de Korcula. Sus calles se diseñaron en forma de espina de pez para protegerse del aire. Calles por las que merece la pena pasear tranquilo, disfrutando de sus bellísimas casas renacentistas y góticas, adornadas con escudos y columnas.
Pero, Korcula tiene otros atractivos. Uno de los principales es la catedral de San Marcos que empezó a construirse en el año 1301. Seguramente, su nombre te habrá hecho pensar en Venecia… acertadamente. La influencia veneciana es muy fuerte, después de que Korcula estuviera bajo el dominio de la ciudad de los canales durante buena parte de su historia. Por cierto, en el interior del templo podrás admirar algunas obras de Tintoretto.
Otros monumentos destacables son la iglesia de San Pedro o la de Todos los Santos, ambas de estilo gótico. También, el palacio de la Abadía, del siglo XV, y el palacio Gabrielis, hoy un museo que alberga interesantes colecciones de piezas griegas y romanas.
Por supuesto, no puedes irte de Korcula sin rendir un particular homenaje al héroe local. No te pierdas el Museo de Marco Polo ni la supuesta casa del célebre aventurero a cuya torre es posible subir. A pesar de lo que cuente la leyenda, no hay pruebas de que Marco Polo naciera aquí, aunque sí es posible que fuera apresado en Korcula por los genoveses.
Pero, no debes quedarte solo en la ciudad de Kórcula. Recorrer la isla en bicicleta es perfecto para disfrutar de sus hermosos paisajes y conocer pequeños, pero maravillosos pueblos. A solo seis kilómetros de Korcula está Lumbarda, un pueblo típico con deliciosas playas. En el sur encontrarás localidades marineras como Putnatska Luka, Berna o Potirna, también con bonitas calas.
Si prefieres dirigir tus pasos al interior, encontrarás pueblos en los que parece haberse detenido el tiempo, perfectos para desconectar y rodeados de olivos y viñedos.
Korcula es, además, un lugar donde se guardan antiquísimas y muy particulares tradiciones, las más conocidas son sus danzas con espadas. Danzas folclóricas coloridas y llamativas en las que se representa la historia de dos reyes que se disputan el amor de una princesa, un baile en que que “luchan” dos ejércitos perfectamente coreografiados.
Una curiosidad para poner punto y final a este recorrido: la ciudad de Korcula es una de las primeras que abolió la esclavitud. Sí, así es, el estatuto de la ciudad la prohibió allá por el año 1214.
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Imágenes: Xeper, Patrick Rouzet, Luka Jačov, Mike Alexander, Jeff and Neda Fields, Mario Fajt