Es increíble el legado cultural tan variado y rico que las culturas prehispánicas nos han dejado. ¿A qué nunca imaginaste que el inframundo podía tener un aspecto semejante? Te confieso, que yo tampoco.
A lo mejor su aspecto externo es solo una seductora tentación… Si te apetece, viajamos hasta las entrañas de esta imponente construcción para descubrir todos sus secretos. Quizás así encontremos el motivo de por qué se le ha dado un apelativo tan aterrador. ¿Vamos al Chavín?
Un viaje al inframundo, el Chavín
Este colosal complejo arqueológico se haya a 3180 metros de altitud sobre el nivel del mar en la falda oriental de la Cordillera Blanca de Perú, donde confluyen los ríos Mosna y Huachecsa para desembocar en el río Marañón.
El parque se sitúa en plena sierra, justo en el paso preinca que unía la costa con la selva. Hoy, el municipio del Chavín de Huantar es un importante centro turístico de Perú, aunque no cuenta con un aeropuerto, por lo que tendremos que volar hasta la ciudad más cercana, Huaráz. Eso sí, primero debemos hacer escala en Lima, donde nos alojaremos en cualquiera de los hoteles que se encuentran en las inmediaciones del parque. ¡Mejor imposible!
Una vez instalados, nos adentraremos en el recinto al que se accede atravesando una inmensa plaza que hace más de 3000 años servía para recibir a los peregrinos. Estos provenían de todos los países de la Suramérica prehispánica y acudían hasta este sagrado lugar en busca de respuestas o consejos de los dioses, pues los sacerdotes que moraban en este fastuoso palacio eran los únicos que podían contactar con a las divinidades. Ahora, son los peregrinos de todo el mundo los que hasta estas montañas acuden para maravillarse de la avanzadísima tecnología en arquitectura que esta civilización ha desarrollado.
Como se puede observar, se trata de una construcción en forma de pirámide troncada, dividida en varios espacios interconectados por plazas y canales, por donde discurría el agua, un elemento muy importante en sus ceremonias. Las paredes del edificio están compuestas por bloques tallados de granito y caliza unidos con argamasa. Además, estaban decoradas con Cabezas Clavas, unas especies de gárgolas terroríficas que tenían la función de amedrentar y someter a los aspirantes al culto.
Pasando a su interior, descubrimos que la pirámide alberga un inmenso laberinto de túneles que conducen a las distintas salas destinadas a cumplir las diferentes fases del ceremonial de iniciación al culto del Chavín que concluía, si todo salía bien, en la cámara sagrada donde el aspirante se enfrentaba a la divinidad suprema representada por el Lanzón.
El Lanzón es, como vemos, un obelisco en piedra tallado con un aspecto antropomorfo con detalles propios de los más feroces animales del amazonas, como el jaguar. El aspirante a entrar en el círculo de los elegidos que llegaba a la divinidad era digno de pertenecer a la casta de sacerdotes.
Si te ha sorprendido la arquitectura, aún lo hará más su funcionalidad. Los miembros del Culto Chavín recorrían las tierras de Sudamérica en busca de novicios que debían conducir al templo para agasajar a los dioses con una caprichosa ofrenda compuesta de plantas alucinógenas.Estas se utilizarían para entrar en trance en el ritual de iniciación.Totalmente drogados, recorrerían las galerías en busca del Lanzón, mientras los sacerdotes les asustaban con sonidos extraños y luces que aumentaban las alucinaciones producidas por las sustancias ingeridas.
A esto le llamaban «contacto con el inframundo» y, desde luego, era todo un martirio que muy pocos conseguía soportar, ya que la mayoría perecía sirviendo su sangre como una ofrenda a los dioses. ¿Qué pasaba con sus cuerpos? Eran todo un banquete para los sacerdotes.
¿Te has quedado mudo? Si consigues articular los dedos te invitamos a descubrir el verdadero infierno entre castillos de algodón.
Imágenes: tik_tok, David Blanc,drinkgoodwine77 , ALEX DAVID TERRONES , Casa de América