El Bosque Aokigahara es un lugar solitario para morir. En la densa vegetación al pie del Monte Fuji de Japón, es muy fácil a desaparecer. Cada año las autoridades eliminan hasta 100 cuerpos de suicidas que se cuelgan de estos árboles. Algunos no se descubren durante años.
Todo lo que se perdió
Por qué tantos eligen poner fin a su vida en este bosque sigue siendo un misterio, aunque se ha sugerido que el primero de ellos se inspiró en una novela ambientada allí.
Dentro del bosque se encuentran hallazgos desconcertantes: una nota amarga clavada a un árbol, un ‘manual de suicidio’, muñecas y una serie de sogas. También esqueletos humanos, que terminan por convertir el lugar en un final macabro.
La vida que ha cambiado
El suicidio en Japón ha cambiado con los años. Considerando que una vez fue digno del samurai, que cometía el ritual ‘harakiri‘ para preservar su honor, hoy no es más que un signo de aislamiento social en el mundo moderno. Un síntoma de una forma cada vez más impersonal y solitaria que probablemente nació con la fiebre de Internet.
Ahora podemos vivir nuestras vidas son online durante todo el día. Sin embargo, la verdad del asunto es que todavía tenemos que verle la cara a los demás, leer sus expresiones, escuchar sus voces para que podamos entender completamente sus emociones. A fin de cuentas, coexistir.
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