Mallorca es uno de esos lugares con un encanto especial que te deja enamorado desde el primer momento en que pisas la isla. Un pequeño paraíso que se encuentra entre nuestras fronteras, en mitad del mar mediterráneo y que disfruta de todas las maravillas de este clima tan especial y tan nuestro. Aunque, lo cierto es que, cuando pensamos en esta isla nos viene a la mente sus aguas cristalinas y kilómetros de playas y calas. Ahora bien, todo aquel que la ha visitado sabe que Mallorca es mucho más; de hecho, en ella se encuentra una de las sierras más bonitas de España y, también, los pueblos con más encanto. Sin olvidar la gastronomía mallorquina con sabor a mediterráneo que hace que no queramos dejar la isla. A continuación, te proponemos un recorrido por lo mejor de la isla que hará que quedes totalmente prendado de ella.
No hay duda de que una de las atracciones más turísticas son las calas de Mallorca. A la hora de la visita es muy usual que todos sus visitantes se preparan como snack uno de los mejores inventos alimentarios del siglo XVIII, el sándwich, cogen sus toallas o hamacas para ponerse cómodos y que no falte la bebida para pasar el día en una de las calas más bonitas de Mallorca, como lo es Caló des Moro en Santañí. A pesar de tener un acceso bastante complicado, esto no es raro en Mallorca pues al ser una isla con bastantes acantilados, para acceder a las mejores calas tienes que andar unos metros por campos. La suerte es que todos cuentan con un camino muy bien diferenciado de la vegetación y que nos indica el camino a sus calas. Esto no es problema una vez llegas al destino puesto que suelen ser las calas menos visitadas por los turistas ya que solo los mallorquines conocen sus ubicaciones. A su vez, una playa muy tranquila es la que se encuentra en la zona Costa dels Pins. A pesar de no ser una de las más bonitas de la isla si que es una de las más tranquilas. Sin embargo, si prefieres disfrutar de los mejores atardeceres el mundo, lo mejor es que te desplaces hasta el oeste de la isla. La Cala Deià que se encuentra en el pueblo con el mismo nombre, es ese paraíso de ensueño y con el que todos deseamos disfrutar al menos una vez en la vida. Además, hay un pequeño bar completamente de madera y que nos recuerda a esas fotos tan envidiadas de Instragram.
Justo en el pueblo de Deià nos hallamos en mitad de la Sierra de Tramuntana. Un cambio radical en unos pocos kilómetros y que es la otra cara de Mallorca. A pesar de no ser la más conocida, es casi más bonita que cualquier lugar famoso en la isla. En esta sierra se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España: Valldemossa. En él puedes disfrutar de una merienda típica mallorquina: coca de patata con un granizado de almendra. El paisaje te dejará sin palabras: calles y casas de piedra, rincones estrechos y llenos de flores y color. Una estampa que deleita a cualquiera. Un poco más al norte está Sóller que posee todo lo bueno de la sierra y del mar por su playa de arena blanca y sus vistas de pinos y abundante vegetación.
No podemos irnos de Mallorca sin disfrutar de lo mejor de la isla: su gastronomía. Dieta mediterránea con ese toque mallorquín. Cuando pensamos en su gastronomía a todos nos viene a la cabeza sus ensaimadas y sobrasadas y lo cierto es que no te equivocas. Son verdaderos manjares y te recomiendo comprarlos en establecimientos locales pues las mejores ensaimadas están en los hornos más pequeñitos y antiguos de la isla y las sobrasadas incluso a las puertas de la calle de los propios mallorquines ya que son ellos los que se encargan de hacer sus propias matanzas. Si además quieres disfrutar del mejor frito mallorquín, granizada de almendra o caracoles mallorquines, acércate hasta el restaurante Es Cruce en la carretera de Palma a Manacor a la altura de Vilafranca. Mallorca es, sin duda, un paraíso al alcance de todos.