Hermosa y rodeada de misterio, la laguna de Guatavita es mucho más que uno de los tesoros naturales de Colombia. Es un rincón íntimamente ligado a una leyenda que movió auténticos ejércitos y despertó una codicia sin límites: la leyenda de El Dorado ¿Qué hizo de esta laguna un lugar tan deseado por los conquistadores españoles? Te lo contamos.
La laguna de Guatavita y la leyenda de El Dorado
Hay que comenzar señalando que la laguna de Guatavita era un lugar sagrado para las tribus indígenas de esta región. En ella adoraban a Chíe, la diosa del agua, y lo hacían mediante fantásticas ceremonias.
¿Cómo surgió la leyenda? Esta laguna era el escenario en el que se realizaba el ritual de investidura de los nuevos caciques. Un ritual en el que el futuro gobernante recorría la laguna en una hermosa balsa. Se dice que iba cubierto de oro en polvo, joyas y piedras preciosas. Al llegar al centro del lago debía saltar y liberarse de todos los adornos para no ahogarse y poder regresar a la barca. Cuando lo lograba, el pueblo, que hasta ese momento permanecía de espaldas, se volvía y lanzaba más preciosas ofrendas al lago.
Una ceremonia con la que también honrar a los dioses. Las tribus locales trabajaban el oro de una manera excelsa, realizando hermosas figuras que usaban como ofrendas. Para ellos el metal precioso no tenía un valor económico, su auténtico valor era que les servía para acercarse a las divinidades que adoraban.
Pero el ritual llegó a oídos de los conquistadores españoles que sí valoraban, y mucho, el oro. Nacía la leyenda de El Dorado, a la vez que se desbordaba la codicia. Conseguir el oro de los indígenas se convirtió en una obsesión, en el objeto de infinidad de expediciones.
Ya en época de Felipe II hubo un intento de extraer el oro y las piedras preciosas de la laguna de Guatavita. De hecho, cuentan las crónicas de la época que se extrajeron 14 cargas de oro. Años más tarde comenzarían los intentos por drenar la laguna. En 1580 un comerciante, Juan Sepúlveda, lo intentó. Y consiguió que el nivel del agua bajará 20 metros, pero el canal que había excavado con el trabajo de 5.000 indios se hundió y la falta de financiación hizo que abandonara el proyecto. Eso sí, consiguió rescatar algunas piezas y una enorme esmeralda.
Hemos hablado sobre la leyenda. Ahora vamos a hablar sobre este pequeño tesoro natural que es la laguna de Guatavita. Situada a 75 kilómetros de Bogotá, está a más de 3.000 metros de altitud, es perfectamente redonda y tiene un diámetro de 400 metros. Hoy está protegida y pasear por los alrededores es una auténtica delicia, ya que tanto la laguna como sus alrededores son reserva forestal. En el camino se puede contemplar, además, la reconstrucción de una antigua casa que servía para la preparación de los rituales.
¿Te ha sorprendido la leyenda de este hermoso lugar? ¿Habías oído hablar de él? Si te gustan los lugares con misterio o con historias sorprendentes, te sugerimos que visites con nosotros Nahuel Huapi o la Colina Magnética. Te encantarán.
Imágenes: Léo Tisseau, Miguel Angel Riaño Trujillo.